Lo vivido en esta jornada de jueves en la Asamblea Departamental deja mucho que desear, bastante, en teoría se tenía que escuchar el informe 2017 del subgobernador de la provincia O’Connor, Walter Ferrufino, por si fuera poco, presidente de la Asociación de Subgobernadores y un actor político que se hace notar cuando lo desea. Ferrufino tiene facilidad de palabra y se hace entender cuando habla, en su momento ha sido un duro detractor de la gestión de Adrián Oliva, pero de un tiempo a esta parte se ha quedado en Entre Ríos, sin hacer muchas apariciones por la capital, como sucedía antes, se dice que fue una de las autoridades que más recursos recibió en la administración de Lino Condori.
En el hemiciclo legislativo estaba un asambleísta en particular, Mauricio Lea Plaza, ex prefecto, de la línea del ex gobernador Mario Cossío de Camino al Cambio y ex aliado de Oliva, hoy convertido en su más contundente crítico a pesar de no estar cerca del Movimiento al Socialismo y continuar con sus cuestionamientos a su líder, Evo Morales. Al parecer el informe de gestión 2017, en los hechos, no estaba siendo tan informe, habían alusiones al centralismo departamental y a supuestos centralistas, algunos se lo tomaron muy a lo personal y reaccionaron, justamente fue Lea Plaza quien cuestionó la calidad de la exposición y calificó de «bellaco» a Ferrufino, cuando ya los gritos llenaban la Asamblea y nadie ponía orden a una situación que generó mucha tensión y que, daba la impresión, se podía escapar de las manos de la presidente Sara Armella. Estos dos personajes de la política local ya tuvieron antes «encontronazos» nada casuales.
Cada actor de esta cuestionable escena tiene sus argumentos, Ferrufino ubica a Lea Plaza como parte del problema en el marco de ese centralismo departamental asfixiante con las provincias y Lea Plaza parece identificar en Ferrufino a alguien causante en parte de la crisis económica de Tarija al haber recibido más que importantes cantidades de recursos de Condori, para proyectos con observaciones y hasta sin el respaldo financiero necesario como para siquiera licitarlos y, menos, adjudicarlos.
Penosa sesión de nuestra Asamblea y mal ejemplo el brindado por estas dos autoridades que antes de dejar que la sangre se les suba a la cabeza, tenían que haber recordado su investidura y el lugar en el que se encontraban. Oportunidad perdida para saber cómo se manejaron los recursos en O’Connor esta pasada gestión en el marco de estos informes que no sabemos que tanta repercusión tendrán, a no ser que suceda lo que sucedió.