Noticias El Periódico Tarija

En medio de una crisis que sólo siembra incertidumbre, el futuro del triángulo sur del Departamento de Tarija no se ve con claridad, malas decisiones y mezquinos intereses hacen que cada día que pasa la situación se vuelva más tensa. Sin duda Bermejo no vive sus mejores días a pesar de ser la cuna hidrocarburifera del país.

Fue en 1924, en Bermejo, donde toda esta historia comenzó. Lo que resulta más sugestivo es que este descubrimiento se dio en la frontera mismo, donde debía sentarse soberanía, donde había que hacer Patria. Cuando la Standard Oil Company encontraba petróleo en el Bermejo X2 era difícil imaginar lo que pasaría, el «oro negro» abría un futuro de esperanza atrayendo a migrantes que buscaban una nueva vida, las empresas petroleras comenzaron a apostar en esta región cálida, de vegetación exuberante y una tierra rica no sólo en hidrocarburos.

De ser nada, nació una población que se fue convirtiendo en un referente importante por una serie de elementos ya mencionados, luego se convirtió en prioridad vincular a Bermejo con el resto del país, ese que quedaba tan lejos, inaccesible, extraño, la proximidad con la Argentina y las mejores condiciones  de nuestros vecinos acercaban a la gente a costumbres y modismos foráneos. Fue importante consolidar un camino y también una vinculación aérea en especial para la industria petrolera, la presencia de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) fue fundamental para el crecimiento de Bermejo que comenzó a entregar al país lo que tenía y lo dio todo, al punto de casi quedarse sin nada, como ya conocemos en nuestra historia.

Hubieron quienes vieron en esta región un potencial agroindustrial desaprovechado, tal vez más por las experiencias vividas «en la banda», en la Argentina, de esa manera se impulsó la creación de dos ingenios azucareros después de más de 40 años del descubrimiento petrolero, el «Stephen Leigh» primero y luego el «Moto Méndez». De esa manera Bermejo tenía otra oportunidad para crecer sin depender tanto de los hidrocarburos y echando mano a sus recursos naturales renovables que marcarían su futuro de ahí en más. Nació un nuevo polo económico que se fue fortaleciendo con los años hasta convertirse en el verdadero motor de esta región, con influencia en poblaciones vecinas y hasta en la ciudad capital. Bermejo, que debe su nombre a las aguas coloradas del río del mismo nombre en cuyas riberas se levantó, no tiene suficiente petróleo como para exigir el apogeo de antaño y su sostén agrícola azucarero esta prácticamente en el suelo, en profunda agonía. Son sus hijos, los que llegaron con el oro negro y con el oro blanco, pero también los que se asentaron en base al comercio informal por su condición de frontera, los que deben luchar por su desarrollo.