Noticias El Periódico Tarija

El “tigre” Gareca pasó de los cuestionamientos a ser el artífice de la hazaña incaica
ANDRÉS TÓRREZ TÓRREZ

La noche del miércoles 18 de noviembre de 2017, pasó a la historia del fútbol peruano,  ya que en esa fecha al derrotar por 2 a 0 a Nueva Zelanda, en el partido revancha del repechaje, se clasificó -después de 36 años- a la fase final de una Copa del Mundo, en este caso Rusia 2018.

Ni el más acérrimo hincha peruano imaginaba este decenlace, por cuanto en la primera rueda Perú había sumado apenas 8 puntos y se hallaba antepenúltimo en la tabla de posiciones con 8 puntos, solamente por encima de Bolivia (7 puntos) y Venezuela (2).

Sin embargo entre la séptima y octava fecha,  se dio una circunstancia, que luego sería crucial u que determinó finalmente, cambiar una prematura eliminación con una angustiosa clasificación.

En la octava fecha Chile empató (0-0) como local frente a Bolivia y tras el compromiso los chilenos impugnaron el partido, por la inclusión antirreglamentaria del defensor paraguayo Nelson Cabrera, los peruanos que en la fecha anterior habían perdido (0-2) en La Paz con Bolivia, sin estar del todo convencidos, también impugnaron el partido, porque también jugó Cabrera.

El tema llevó varios meses, ya que tras el anuncio de la FIFA, dando por perdidos los 4 puntos a Bolivia, vino la apelación tanto al organismo rector que ratificó el fallo y luego ante el TAS, que también hizo otro tanto, en consecuencia Perú, como el ave Fénix, resucitó en las eliminatorias, pero no solo eso, también hicieron lo suyo para alcanzarla.

La magra cosecha de 8 puntos logrados por los peruanos en la primera rueda, luego redondeada a 11, por la quita de puntos a Bolivia, le dieron una increíble porción de oxígeno, a un equipo que virtualmente estaba eliminado y al técnico Gareca, la continuidad, cuando se hallaba a las puertas del despido.

En la ronda de las revanchas los peruanos sumaron 15 puntos, perdieron solamente 2 partidos (Chile como visitante) y Brasil (como local), derrotaron a Uruguay y Bolivia (como local) y a Paraguay y Ecuador (como visitante), empataron en Lima ante Colombia y de visitante ante Venezuela y Argentina, para totalizar los 26 puntos que le clasificaron al repechaje.

Realmente fue una paradoja, los peruanos eliminaron a Chile por gol diferencia, si no hubieran impugnado a Bolivia, los chilenos hubieran quedado en el quinto puesto y obviamente hubieran jugado el repechaje, pero en fin nadie sabe para quién trabaja no es cierto.

En el repechaje los peruanos pese a quedarse sin su referente Paolo Guerrero (suspendido por la  FIFA por dar positivo un control antidoping), hicieron bien los deberes, lograron un sufrido empate en Wellington ante Nueva Zelanda (0-0), mientras que como local ganaron 2 a 0, con tantos de la “foquita” Farfán y la “sombra” Cristian Ramos, para desatar una celebración inolvidable, es que desde España 1982, Perú no había estado en un mundial.

Para los que dudan del carácter milagroso de la clasificación de Perú, hay que señalar que la BBC de Londres la calificó, como una de las mayores gestas deportivas del año 2017, en su informe anual.

En Perú de lo único que se habla es de la clasificación de su selección, no sólo por la alegría que significó para una nueva generación de hinchas, sino también por los beneficios deportivos y económicos que ella implica y que se sintetiza en la siguiente opinión.

Antenor Guerra García, autor del libro El fútbol peruano: protagonistas de su historia, señala que el responsable del surgimiento y de la renovación exitosa de fútbol peruano es el entrenador de la selección Ricardo Gareca. «El gran aporte del estratega fue consolidar el estilo de juego y lograr que los jugadores creyeran en ellos mismos. El director técnico argentino rescató los rasgos esenciales del jugador peruano: el juego de toque al ras del piso, como lo hicieron las selecciones de Didí, Calderón y Tim, precisamente los entrenadores que clasificaron a Perú al Mundial de los gloriosos años 70 e inicios de los 80».