
Cultura Colectiva
Tener la figura perfecta no es cuestión de complacer a los demás, más bien es un asunto de estar bien con uno mismo sin necesidad de atender a los juicios de los otros.
No, no está mal que estés buscando el cuerpo ideal. Al igual que ocurre con la ropa, muchas personas se preocupan por lucir un cuerpo perfecto y es que, a diferencia de lo que muchos creen, llevar un buen outfit o un cuerpo estilizado no es cuestión de complacer a los demás o al menos esa no es la idea. Se trata de comodidad y autoestima, pensar en alguien que “se acepta tal y como es” prácticamente equivale a crearnos una imagen del conformismo por excelencia. Es limitar a nuestro cuerpo y no permitirle mostrar toda la belleza que puede alcanzar.
Pensando ahora en quienes sí quieren alcanzar su figura ideal, podemos hablar de aquellos que tienen poco tiempo, si no es que nada, para poder realizar sesiones exhaustivas de gimnasio. Ante la amenazante sombra de unas vacaciones o alguna reunión que requiera de un buen porte o un cuerpo estilizado, estos individuos comienzan a probar dietas o productos milagrosos que les prometen el paraíso en cuestiones de belleza. Sin embargo, en su tormentosa angustia, pocos se detienen a pensar en que la posibilidad de lograr una excelente figura es más accesible de lo que pensaban.
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Bebe agua
Nuestro metabolismo constantemente confunde el hambre con la sed. Hay momentos en los que nuestro cuerpo no necesita otra cosa más que hidratarse y a sabiendas de que muchos alimentos son capaces de cubrir dicha necesidad, comienza a mandar señales que indican que debes comer algo. A media tarde, cuando sientas un poco de hambre, bebe un vaso de agua para asegurarte.
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Consume grasas saludables
Al encontrarse en estado natural, este tipo de grasas son fundamentales en el funcionamiento del organismo, sobre todo porque ayudan a depurar la sangre manteniéndola limpia de colesterol y triglicéridos. Las puedes encontrar en alimentos como pescado azul, aguacate y soya.
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Desayuna avena
Hay quienes confunden la idea de desayunar ligero con la de desayunar prácticamente nada. Una pieza de pan y una taza de café, lejos de ser un alimento nutritivo sólo es un distractor para el estómago, mismo que en breve va a procesar dicho “desayuno” para de nuevo dar paso al hambre. Para evitar esto, lo ideal es desayunar avena que, a pesar de ser un desayuno ligero, es digerida lentamente por el organismo provocando una sensación de saciedad prolongada.
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Haz ejercicio
No se trata de realizar cualquier tipo de ejercicio, más bien es encontrar aquellos que te permitan quemar el mayor número de calorías; los más recomendados son andar en bicicleta y hacer pesas, ambos te hacen trabajar mejor los músculos y quemar las calorías. Básicamente mejorarás tu salud al mismo tiempo que tu figura.
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Duerme lo suficiente
Quizás es momento de que te tomes más en serio aquello de que dormir al menos ocho horas diarias es bueno para la salud. Quienes cubren esa cantidad de sueño suelen perder peso con mayor facilidad e incluso la posibilidad del tan temido “rebote” se reduce considerablemente.
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Consume cereales integrales
Alimentos como el arroz blanco y las pastas tradicionales son deliciosos, sin embargo, al ser cereales refinados pierden la mayoría de sus propiedades, entre ellas la fibra, algunas proteínas y las vitaminas del complejo B. Al igual que las grasas naturales, las sustancias que contienen los cereales son de vital importancia para depurar la sangre y el organismo en general.
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Agrega frutas y vegetales a tu dieta
Puede sonar como un cliché, no obstante, tanto nutriólogos como entrenadores no dejan de recomendar una dieta rica en estos alimentos por el simple hecho de ser bajos en calorías, pero igualmente altos en vitaminas y minerales; por ello, la sola inclusión dentro de tu dieta diaria te ayudará a bajar kilos en poco tiempo.
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No es necesario realizar una serie de dolorosos ejercicios para lograr la figura que siempre has deseado, aquella frase de “si no duele, no sirve”, ha pasado de ser una especie de realidad a un absurdo que debe quedar en el olvido como una manera de reivindicar el autoestima por encima de cualquier forma de complacer a los otros. Finalmente sentirse bien no tendría por qué ser un dolor, ¿o sí…?