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Cultura Colectiva

Cada día son denunciados 80 casos de delitos sexuales en México, entre los que se incluyen violaciones, hostigamiento y pederastia. En tan sólo un año, los casos aumentaron de 27 mil a 30 mil y va en aumento, ya que pensar en abuso sexual podría llevarnos a crear una escena en la que una mujer camina sola por la calle y un desconocido la ataca en medio de la noche. No obstante, la realidad en la que estamos inmersos dice algo totalmente distinto: una gran parte de las víctimas son atacadas por amigos, vecinos, compañeros de trabajo o escuela, familiares e incluso, parejas en la cotidianidad del día a día.

El abuso sexual no es únicamente penetrar a la víctima con violencia y sin su consentimiento. Implica otras formas que son igualmente hirientes y causan daño, tanto físico como emocional. De este modo, la Organizaicón Mundial de la Salud define violencia sexual como «todo acto, tentativa, comentarios o insinuaciones de carácter sexual ejercidos sin el consentimiento de la persona», pero repetimos, no sólo es una cuestión física, incluso en la práctica se incluyen las amenazas o la difusión de algún video o foto.

En efecto, el abuso sexual va mucho más allá de la creencia popular pero, ¿qué convierte a una persona en violador o alguien en víctima? Bien, no es cuestión de atacar al cuerpo únicamente. El abuso sexual se determina también por la intimidación psicológica, extorsión, amenazas, daño físico y hostigamiento. No implica ni edad, ni estatus económico ni mucho menos el físico; tampoco tiene nada que ver alguna enfermedad o el daño provocado por algún medicamento o droga.

Sin embargo, pese a que pereciera todo muy claro, aún hay quien dice que silbarle a un vestido corto, halagar a una cara bonita o mirar pasionalmente un par de piernas no es abuso, tampoco lo es si alguien insiste en tener relaciones de manera persistente o incluso una insinuación «subida de tono» es también una forma de abuso sexual, como lo es también una foto del miembro de alguien o realizando una acción sexual explícita como masturbación, por ejemplo. Sin embargo, con estos datos lanzados por la OMS, muchas personas se niegan a creer que dichas acciones son consideradas violación. De este modo, hay cinco formas reconocidas como abuso sexual, entre otras acciones que podrían ser consideradas como tal.

Paralizarse por temor

Esto tiene más que ver con el miedo que provoca determinado tipo de abuso y que hace que la víctima se quede paralizada sin poder emitir sonido o movimiento alguno. Antes se solía acusar a la víctima ya que al no poner resistencia, estaba aceptando el hecho. No obstante, entre psicólogos y médicos llegaron a la conclusión de que en realidad, paralizarse es una forma de manifestar el miedo y la angustia del momento. Se cree también que la sorpresa que causa el que alguien intente ultrajar la integridad física o llegue a realizarlo es motivo para quedar completamente paralizado. Del mismo modo, es un mecanismo de defensa que ejerce la persona debido al temor de sufrir otro tipo de represalias en caso de oponerse o intentar huir. Así que «paralizarse» y no poder negarse, es considerado violación.

Aprovecharse del estado de ebriedad

Si la persona está bajo los efectos de drogas, alcohol, medicamentos o algún sedante y la otra persona se aprovecha, es un ejemplo de violación ya que no está en condiciones de decidir realmente, sino que lo hace por inercia. En muchos de los casos en que se ha denunciado esta acción, los violadores aseguran que la culpa es de la víctima por no saber cuándo controlarse. Lo cierto es que ninguna persona pide ser violentada sexualmente, además de la situación, se sigue condenando socialmente a las mujeres por beber en exceso, cuando en realidad, el punto importante y a discutir debe ser que nadie debe aprovecharse del estado de ebriedad y ofuscación de alguien más.

Chantaje emocional

Desde la clásica «prueba de amor» hasta el «¿ya no me quieres?» se consideran también abuso, ya que si la chica en cuestión no se siente preparada, con ánimos o con el deseo sexual suficiente, nadie debe obligarla. En algunos lugares se sataniza este hecho puesto que, si la pareja busca alguien más para tener sexo, se le culpa a ella por «no atenderlo como debe ser», cuando simplemente el humor que tenía no era el mejor, no se sentía cómoda o no quería. En este caso, quizá la pareja no tenga conciencia total de que haya ejercido violencia sexual sobre ella, pero aun al hacerlo sin pensar, la pareja debe tener buena comunicación y en este caso entender que no siempre van a a estar dispuestos a tener sexo y por supuesto, que la relación no se basa en eso.

Stealthing

La transformación del sexo consensuado a no consensuado. Durante la relación, el chico se quita el preservativo sin avisar y por supuesto, sin el consentimiento de ella. La justificación es que sin condón se siente mucho más y el placer es más duradero; sin embargo, cuando se hace de manera forzada o sin que ella lo acepte, es considerado violación. El condón no sólo es una manera de prevenir el embarazo, sino un medio de protegerse contra enfermedades de transmisión sexual; no obstante, los hombres que practican esto aseguran que vale la pena correr el riesgo con tal de tener un prolongado momento de placer.

Mientras duerme

Es un abuso a la confianza de la pareja. Cuando se está en pareja, algunas conductas se naturalizan y se convierten en algo cotidiano cuando en realidad son prácticas que perjudican no sólo la salud, sino a la integridad de la persona, cuyos sentimientos también se ven afectados.

Los psicólogo aseguran que la mayoría de las mujeres han sufrido un abuso similar y en su mayoría lo han pasado por alto o simplemente no lo percibieron. El hecho de que sea la pareja la victimaria no minimiza la acción, al contrario, puesto que hay sentimientos de por medio, y si el episodio se repite con el paso de los días, meses y años, la acción se convierte en algo tan natural como respirar.

Para evitar este tipo de acciones en donde la violencia sexual no es sinónimo de cariño ni de confianza, la comunicación es fundamental para evitar la rutina, el aburrimiento y las faltas de respeto que provocan desajustes en la pareja al grado de terminar en una mala experiencia. La actividad sexual con consentimiento no debe incluir amenazas, intimidaciones, fuerza ni abuso de poder, sino comprensión, cariño y tolerancia.Para evitar este tipo de acciones en donde la violencia sexual no es sinónimo de cariño ni de confianza, la comunicación es fundamental para evitar la rutina, el aburrimiento y las faltas de respeto que provocan desajustes en la pareja al grado de terminar en una mala experiencia. La actividad sexual con consentimiento no debe incluir amenazas, intimidaciones, fuerza ni abuso de poder, sino comprensión, cariño y tolerancia.