Por excelencia democrática, nos guste o no, los jeans son esa prenda que invade todos los guardarropas femeninos que existen en la actualidad. Aunado a esta verdad, cabe resaltar que con ellos o se pierde o se gana todo; encontrar un buen par que se acomode a todos y cada uno de los puntos en tu anatomía es una labor titánica que la mayoría de las veces no se consigue. Puede que el denim sea muy resistente y en extremo versátil para cualquier look, pero son justamente sus características de estructura, material y resistencia que en un segundo cualquiera la silueta puede caer en un terreno escabroso. Sí, la mezclilla es nuestra gran amiga desde el Siglo XX, pero hay ocasiones en que una amistad así de intensa nos puede destruir.
Cuando exponemos estos problemas cabe destacar que nos referimos específicamente a ciertas zonas. Partes del cuerpo que tarde o temprano terminan jodiendo el cómo se percibe nuestro trasero; esto, sin lugar a dudas, es un atentado para muchas personas, pero es a las mujeres a quienes más afecta. Y ésta no es una aseveración machista ni mucho menos, es simple realidad. El vestir masculino en escasas ocasiones se verá conflictuado con las formas de un hombre a comparación de las de una mujer; en ellas se deben tomar en cuenta medidas de cintura, cadera, grosor de las piernas, tamaño de las nalgas y altura. Una tarea tan engorrosa como el conseguir un traje sastre siendo hombre, sólo que con una presión social aún más grande.
Ante todo no podemos omitir que este interés por que la ropa fitée correctamente en el área del trasero es una exigencia que por seguro fue implantada bajo el designio masculino –sector de la población que justo no se preocupa por esto siendo él la autoría misma– y que en México y Latinoamérica se da porque no podemos superar esa imperiosa necesidad de privilegiar al cuerpo seductor por encima del estilo, a comparación de EUA, París u otros sitios característicos de impecable Street Style.
En todo caso, y porque la transición de un pensamiento a otro es más complicada de lo que parece, no podemos negar que la forma de los glúteos en unos jeans sigue siendo factor decisivo para muchas compras y outfits. Entonces, a continuación esos tipos de denim jeans que necesitas dependiendo de tu tipo de cuerpo.
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Si no tienes un cuerpo exuberante, pero tampoco tienes una silueta en extremo slim, necesitas unos de talle alto y un poco de elástico en el algodón.
Si tus nalgas son bien redondas busca unos jeans rectos de talle alto con costuras marcadas; es decir, como los usábamos en los 90.
Si no tienes de nada de trasero, ve corriendo a la boutique y consigue algunos con bolsas traseras pequeñas, bordados, rippeados o con relieve. Nada mejor que jugar con la óptica de los demás.
Para un efecto similar, si es que quieres aparentar mayor volumen, procura que la costura trasera de tus jeans siempre forme una “V” arriba de tus glúteos.
Usa jeans clorados si eres alta y delgada. Esto generará la sensación de que tienes más carne en tus muslos y caderas, además de que torneará tus nalgas.
Al contrario, si tienes un cuerpo muy curvilíneo o de pera, consigue unos en tono oscuro y cuyas bolsas traseras no sean ni muy chicas ni muy grandes.
Piensa sobre todo que en esta época el resurgimiento de los pantalones a la cintura es una de las cosas que más debemos agradecer; es por estos que la silueta contemporánea se ha estilizado de nueva cuenta y que los traseros de miles de chicas en todo el mundo pueden volverse a sentir seguros.