La vieja pasión de los políticos en el poder de tratar de inmiscuirse en la mayor cantidad de instituciones y organizaciones posibles sigue vigente, plenamente. En el caso de la Federación Departamental de Juntas Vecinales (Fedjuve), ha sucedido desde siempre, lo que está pasando ahora no debe llamarnos la atención aunque no es consuelo decirlo ya que lo que está mal hecho es evidente en cualquier tiempo.
El problema en este caso concreto es que si bien otros alcaldes manejaron Fedjuve a su antojo, se está dando como nunca un deterioro institucional que perfora las bases de esta organización creada para cuidar y exigir los derechos de los vecinos, antes ya se vio injerencia política casi al punto de perder su propia personalidad pero hoy al parecer terminará con el extravío total, si no se corrigen conductas y actitudes a tiempo.
Las autoridades no pueden pretender usar como si nada y luego dejar escombros de las instituciones, lo dramático es que son los propios vecinos los que se prestan a ser parte de este juego en el que la organización termina como un simple instrumento que cuando no sirve, se lo desecha, el restarle credibilidad de manera permanente hace que lo que se dice o se hace desde ahí tenga menor impacto y se reciban más críticas por sus posiciones parcializadas, ese es el daño del que luego es muy difícil recuperarse… los dirigentes se quedan prendidos del saco del político y la organización botada, sin mayor sentido.
Serán los mismos vecinos que reaccionen y pongan todo en su lugar, sucede que ha habido tanto manoseo que ya nadie sabe cual es el lugar de la Fedjuve, por eso su voz ya no se escucha y pesa menos. La actual dirigencia debe ver lo que está poniendo en juego y cuanto desgaste se sufre, hoy es cuestionada de parecer parte del ejecutivo municipal, de defender sólo aquello que al alcalde le interesa y de callar en otros asuntos que perjudican esos intereses, por eso surgen voces más fuertes que hablan de cambio, incluso a la fuerza.