Noticias El Periódico Tarija

 

Siempre se ha cuestionado el rol de la Federación Departamental de Juntas Vecinales (Fedjuve) en relación al ejecutivo municipal, es decir, qué tan alejada se encuentra esta organización del poder edil como para cuestionarle, exigirle y reclamarle por las necesidades no atendidas. Desde hace muchos años atrás, quien tenía el mando en la alcaldía intentaba controlar las dirigencias barriales y la de Fedjuve, eso no ha cambiado, con eso quería garantizarse menos problemas, una estructura que se tornaba política para futuras elecciones y mayor facilidad para aprobar cualquier proyecto que se quiera emprender.

No es muy difícil mirar dónde fueron a parar los máximos dirigentes de esta organización, casi todos llegaron a la arena política y más que nada a nivel comunal, suponiendo que tenían llegada y aceptación en los vecinos. Basta decir que Freddy Yucra y Alberto Valdez, actuales concejales, vienen de ser presidentes de la Fedjuve y así en muchos otros casos, el actual, Edwin Rosas, es hermano del Vice presidente del ente deliberante de la ciudad de Tarija, Francisco Rosas, en una situación en la que lo mínimo que alguien se puede preguntar es si será capaz de cuestionar a su propio hermano o al alcalde de la línea política de su propio hermano.

No estamos pidiendo que la dirigencia vecinal viva enfrentada al burgomaestre de turno, creemos en el trabajo coordinado y planificado, pero necesitamos que tenga personalidad y voz propia, que sea capaz de observar lo que hace o deja de hacer el alcalde, que sea el eco donde resuene el reclamo de los barrios y no la que defiende los proyectos u obras del municipio a raja tabla por más que sean cuestionados por la ciudadanía en general. Precisamos de una Fedjuve que no repita exactamente lo que dice el ejecutivo, sino más bien que tenga ideas, razonamiento y discurso con sello propio. Sobretodo, el vecino tiene que saber que esta bien representado y que existe una organización que se preocupa por sus intereses y no por limpiarle el camino y calmarle las aguas al alcalde de turno.