Después de tortuosos procesos electorales que no condujeron a nada más que demostrar el peor momento institucional de la universidad tarijeña, por fin este último viernes se desató el nudo que impedía que se comience a regularizar el funcionamiento de esta superior casa de estudios.
Después de mucho tiempo, contamos con un rector elegido de acuerdo a las complicadas normas electorales vigentes, las mismas que habían trabado y retrabado otras elecciones y habían sumido a la «U» en interinatos prolongados que, por más buena fe de quienes ocuparon distintos cargos, no significaron lo mejor ni lo conveniente. En el fondo no importa tanto quienes son las nuevas autoridades sino más bien que se haya restaurado la institucionalidad tan vapuleada en estos tiempos. Sin duda que la surgente figura de Gonzalo Gandarillas, un profesional y académico jóven y de ímpetu, abre la esperanza de mejores episodios, con la fuerza de la legitimidad en sus manos, tesoro preciado que deberá cuidar respetando sus promesas que permitan aplicar un cambio positivo en «Juan Misael Saracho».
No es fácil la tarea para la nueva autoridad, es mucho lo que se debe reconstruir y deberá tener la capacidad de formar equipos de personas que vayan a un mismo paso en un esquema que aún adolece de los males que han llevado a la universidad a la situación actual. La difícil relación con el estamento estudiantil será un problema y el flamante rector deberá respetar el cuestionado co gobierno sin caer en lo que muchos han caído tan sólo para garantizar la gobernabilidad y evitarse dolores de cabeza. De hecho que también se debe encarar un proceso que busque e impulse la excelencia académica, mérito alcanzado en el pasado pero extraviado en las aulas de la «U», se le desea suerte y éxito al Ing. Gandarillas, se le pide compromiso y honestidad. Y lo que ineludiblemente se debe hacer, es reformar la normativa electoral que viabilice el respeto al voto de estudiantes y docentes pero que tenga la «sabiduría» de dejar fluir esa fuerza en caso de llegar a una segunda vuelta electoral… por lo menos, permitiendo que la simple mayoría sea suficiente para ganar una elección. Países eligen a sus presidentes en segunda vuelta por mayoría simple y en Tarija, su universidad pública no puede decidir quien será su máxima autoridad de igual manera, ironías y contradicciones que sólo suceden aquí.