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SAÚL CARDOZO/BOLINFO/ TARIJA
(elPeriódico, agosto 20/2017) Uno de los tantos incidentes que ocurren en la peligrosa carretera al Chaco, fue relatado por  Mario “Peteto” Martínez, quien a  sus 22 años sufrió un brutal accidente donde por poco pierde su vida.

El jueves 18 de enero de 2006 no es una fecha más en la vida de Mario, quien, un día antes partió desde la ciudad de Tarija con rumbo a la ciudad de Yacuiba, estrenado una camioneta Toyota, la cual estaba de moda en ese momento.

“Me dirigía junto a un acompañante a una reunión en Yacuiba y en la carretera ocurrió el accidente”, relató Mario, sobre lo último que recuerda de esa mañana cuando se produjo el accidente.
“Estábamos circulando de forma normal, y de repente llegamos a un lugar despoblado y cuando me di cuente le dije a mi chofer que había un silencio raro y de repente sólo atine a agarrarme y luego me acuerdo poco los que paso”, rememoró, tristemente, porque habían caído en un barranco con muchos árboles.

Por aquel entonces era poco el control para  el uso del cinturón de seguridad. Mario no estaba acostumbrado, salvo cuando se salía a pasear con su familia.

“La camioneta se volcó, el accidente me destroza la pierna izquierda, en  el momento salgo volando con la inercia, me pego con el suelo y luego reboto contra un árbol que me rompió toda la parte del brazo izquierdo”, explicó Mario y aclaró que en ese momento viajaba con un amigo que iba de chofer y que él había contratado para que le ayude a manejar en el tramo.

Añadió que luego de sentir el dolor de romperse varias partes de su cuerpo se desmayó, “desperté porque me comenzó a hacer frio, ya era de noche y no me podía mover, comencé a gritar a mi compañero y amigo Pablo, así se llamaba mi chofer y no respondía ya me imagine que había fallecido y comencé a llorar de rabia y luego quería morirme porque no aguantaba el dolor”, relató.
Mario, indicó que se comenzó a sentir mal y buscó taparse con algo y encontró ramas que le cobijaron mientras gritaba por auxilio, en su desesperación, no pensó en que nadie  se dio cuenta que él, su amigo y la camioneta se encontraban al fondo del barranco.

“No sé si me volví a desmayar o me dormí, al día siguiente me desperté nuevamente y comencé a ver mi cuerpo que se estaba poniendo otro color, tenía una herida en la cara que se le estaban comiendo los gusanos, ahí comencé a preocuparme y pensar en mi familia en mis esposa y mis dos hijas, por ello tomé coraje y comencé a arrastrarme a buscar ayuda”, dijo, llorando al recordar ese momento.
Relató que tardó un día completo en poder salir del lugar donde había caído, se arrastró varios metros y al final; al terminar la tarde del 18 de enero, llegó hasta la sima y comenzó a pedir auxilio, de ahí tardo por lo menos dos horas en que alguna movilidad pase por el lugar y le puedan dar ayuda.
“Paso una persona que venía hacia Tarija y él me ayudo, dio aviso a las autoridades policiales para poder ir a sacar el cuerpo sin vida de mi amigo Pablo y así hacer las investigaciones,  mientras me traían al hospital”, apuntó.
A partir de ese momento, Mario y todos los médicos que lo atendieron iniciaron una batalla contra la muerte.
Luego del accidente, fue trasladado en un gravísimo estado al hospital de Santa Cruz, que según el entrevistado, fue donde le salvaron la vida.
Mario, estuvo internado durante 15 días en terapia intensiva, luego fue llevado a terapia intermedia y posteriormente trasladado a otro hospital, donde permaneció 17 días más en cuidados intensivos.
Explicó que en ese entonces, en Tarija  no había la tecnología necesaria para la alimentación intravenosa, “la máquina no daba las calorías que yo necesitaba” y por ello se decidió el traslado.

El entrevistado tenía quebradura expuesta, había tenido ocho transfusiones de sangre, dos paros cardiorrespiratorios, la situación era grave. Sufrió 16 operaciones en total a lo largo de su recuperación.

“A fines de marzo 2007 me derivaron a mi casa porque en realidad lo único que debía hacer era estar quieto porque yo no tenía movilidad de la cintura para abajo y durante nueve meses estuve en la cama postrado. Como no era necesario estar internado, me llevaban en ambulancia al hospital cada vez que me hacían una internación, después me trataba un médico en mi casa”, contó. (eP)

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EL APUNTE
La investigación
continuó durante
varios años

Asimismo, hizo conocer que tomó conocimiento de lo que le había ocurrido, al cuarto día de estar internado en el hospital.

“A mí me despertaron para dos cosas, una para la declaración testimonial por parte de la Policía para la Justicia, de cómo había ocurrido el accidente, y por otro lado para que el párroco de mi iglesia me diera la extremaunción, recién ahí me doy cuenta o me hacen ver dónde estaba, de lo cual no tenía ni idea la gravedad que tenía”, apuntó, al recordar que ahora ya se encuentra recuperado y sólo le falta comenzar a trabajar en su recuperación psicológica. (eP)