EL COMERCIO
Eran más de diez. Tan jóvenes y fanatizados como inexpertos. Llegaron a acumular más de 100 tanques de gas que pensaban atiborrar tres camionetas bomba para detonarlas en plena Barcelona.
Lo que tenían en mente era un ataque a mayor escala que el baño de sangre que causaron el jueves con su atropello múltiple en el emblemático Paseo de La Rambla, que dejó 14 muertos -entre ellos una hispanoargentina y una italiana que residía en la Argentina- y más de 120 heridos.
El jefe de los Mossos de Escuadra, Josep Lluís Trapero, explicó que trabajan con la hipótesis de que el atentado de Estado Islámico (EI) se preparaba «desde hacía un cierto tiempo» en una casa de Alcanar, en Tarragona, donde se registraron dos explosiones el miércoles. «El estallido donde presuntamente preparaban explosivos evitó atentados de mayor alcance», señaló. Se encontraron allí varias decenas de garrafas de gas, que podrían haber servido para fabricar bombas.
La investigación avanzó con la certeza de que, entre los muertos, figuraba el principal sospechoso de haber conducido la camioneta. Se trata del marroquí con residencia española Moussa Oukabir, de sólo 17 años.
Anoche, en un día marcado también por la concentración de miles de personas en el lugar del ataque, la policía daba por terminado el principal capítulo de la persecución de los atacantes. Cinco de ellos se dieron por muertos y otros dos fueron detenidos. El rompecabezas, sin embargo, está lejos de cerrarse aún y quedan casilleros por completar.
Entre los datos llamativos figura que por lo menos cuatro de los atacantes fueron abatidos por una sola mujer policía. «No es algo que se vea todos los días», admitieron autoridades. El nombre de la mujer permanece en reserva.