Noticias El Periódico Tarija

A pesar de lo mucho que se ha escrito y mostrado sobre este tema resulta que quienes «arman» buses de pasajeros, lo siguen haciendo, no hay nada que los regule efectivamente o que se los impida, la improvisación es lo que manda y se impone. Se usan carrocerías de camiones, de características muy diferentes a las que precisa un bus que lleva gente, para construirlos y ponerlos a trabajar, lógicamente que los costos son mucho más bajos, el ahorro es gigante porque parecería que lo único que importa es eso, sólo ganar más olvidando aspectos básicos y elementales para una actividad que implica un alto grado de riesgo por tener seres humanos de por medio.

Estos buses improvisados, erigidos sobre estructuras diseñadas para otro tipo de actividad, para trasladar carga y no personas, exponen la seguridad de éstas peligrosamente, al no tener las condiciones de desplazamiento en cuanto a velocidad y estabilidad. Los accidentes que se han producido han dejado saldos trágicos siempre, por el impacto estos vehículos se desarman, se hacen pedazos y con ellos los pasajeros que llevan, no ocurre lo mismo en unidades que fueron pensadas, diseñadas y construidas para tal efecto, lógico que son susceptibles siempre de sufrir un siniestro pero están dentro de un margen menor ya que por sus propias características, están preparadas para circular en ciertas situaciones propias del rubro. Basta decir que son ómnibus construidos y ensamblados en fábricas con el equipo adecuado y necesario, no en un taller de chaperio que apenas cuenta con personal básico para otras tareas. No existen especialistas y profesionales en este trabajo, es gente que tiene experiencia pero no en este campo, seguro que hay quien se dedican a esta actividad desde años atrás, lo que no las hace aptas ni capacitadas para hacerlo, de ninguna manera.

Ni siquiera la tragedia y el luto ocasionado a centenas de familias, es lo suficientemente fuerte para que los empresarios del transporte se concienticen y cesen en su vocación de ganar más con menos, poniendo en peligro a gente de buena fe que cree que una empresa  de estas le ofrece garantías plenas.