Hay duras pugnas en la bancada del Movimiento al Socialismo (MAS) en la Asamblea Departamental, la pelea se trasladó a sus filas con el cambio de directiva y de presidente, siempre se supo que habían corrientes divergentes pero que terminaban encontrándose porque había un eje unificador…Evo Morales. William Guerrero estuvo dos años a la cabeza del ente deliberante y lo sucedió su colega Sara Armella, una mujer de pollera, de origen campesino, supuestamente iban juntos pero parece que sólo para la foto de entrada.
El supuesto extravío de un sobre destinado a Guerrero con documentos sobre las vocalías del tribunal electoral, fue lo que detonó lo que ya venía mal, se dice pero no se sabe oficialmente qué contenía y la calidad de la información pero la acusación de que el expresidente «lo hizo desaparecer» fue muy lejos y manchó la imagen de las partes pero más del MAS y la asamblea. Según la ex autoridad, este tema es sólo una cortina de humo para tapar la mala gestión de Armella en estos dos meses, lo llamativo es de que la actual presidente no negó eso, sino más bien lo confirmó, es decir, lo de la mala gestión, pero argumentando que se debe a que aún en esta institución está gente que puso Guerrero, por tanto se anunció que desde este próximo lunes se procedería a una reestructuración total de personal, Armella dice que esos funcionarios son los que no dejan que su gestión se encamine y fluya de mejor manera.
Sin duda la presidente de la Asamblea tiene potestad para hacerlo, puede rodearse de gente de confianza pero debe tener cuidado con la forma en la que se encara este proceso porque puede generar un caos administrativo que frene la ya pesada burocracia de esta institución, no se puede descabezar todas las reparticiones pues no quedará quien tenga el conocimiento pero, sobretodo, la experiencia para garantizar la continuidad de cientos de procesos que seguramente están a medias y que precisan de cierto nivel de priorizacion. Lo que no se puede aceptar es que problemas políticos internos del partido que sea, generen conflictos institucionales que pongan en vilo el funcionamiento y las tareas que se deben desarrollar en beneficio de la gente. Se espera que se piense primero en la población porque esas reyertas pueden perjudicarla directamente.