Noticias El Periódico Tarija

Lo sucedido este jueves, 13 de julio en Santa Cruz de la Sierra como que nos hizo volver a la realidad, como que nos reubicó en este mapa variable y cambiante por el que caminamos, el atraco a una joyería que dejó como saldo 6 personas muertas entre delincuentes, policías y rehenes, nos estampa en la cara la crudeza de aceptar que aún quedan muchos pendientes por resolver.

Que sean extranjeros los que, junto a nacionales, hayan participado en un hecho tan violento nos muestra que algo está fallando pues se trata de foráneos prontuariados en su país, que sin embargo ingresaron al nuestro nadie sabe cómo. Peor aún cuando uno de ellos fue beneficiado por un juez boliviano con detención domiciliaria luego de haber cometido otro crimen en el pasado? El control que tenemos en las fronteras esta en tela de juicio, y no sólo por lo que pasó ahora, sino por otros casos en los que casi siempre está involucrado un extranjero.

Que los atracadores porten armamento de gran calibre como M16 y uzis, nos refleja que el tráfico de armas se practica en Bolivia, aunque no sabemos en qué grado, tuvieron que entrar por algún lado y ahí están fallando nuestros mecanismos de control, si las restricciones fueran más estrictas o los controles más efectivos, es muy probable que no tengamos mal vivientes con más equipamiento que la policía.

Mucho se dice del accionar de los uniformados, seguro que tiene que abrirse una investigación… transparente esperamos, no juzgaremos a quienes igual estuvieron arriesgando sus vidas en la Avenida Irala de Santa Cruz. Se cuestionan los métodos usados que pusieron en riesgo la vida de rehenes y transeúntes de la zona pero que terminaron con los delincuentes que atracaban la joyería, hay quienes acusan a la policía por la muerte de una rehén aunque, a decir verdad, todavía no está muy claro qué sucedió. Lo cierto es que no queda dudas que aún no estamos preparados para enfrentar situaciones así, ni como policía, ni como población civil.