Noticias El Periódico Tarija

Entre que el municipio reconoce que los micros contaminan y los micreros dicen que no, entramos en un debate absurdo porque la revelación municipal a estas alturas parece una burla…¿ no es obvio que contaminan? para lo que no es necesario equipos ni análisis, sólo caminar o pararse en la calle Bolívar esquina Daniel Campos es suficiente, por no dar otros ejemplos de puntos neurálgicos donde se respira humo tóxico. No hacia falta el reconocimiento, era mejor que nos dijeran que acciones estaban tomando ante esta evidencia de siempre. Por otro lado, que los micreros digan que no lo hacen suena a broma, las muchas «cafeteras humeantes» saltan a la vista, no es preciso buscar mucho, la zona del palacio de justicia de la ciudad de Tarija es el mejor escenario, no hay que esforzarse mucho. De ahí lo pesado que caen estas afirmaciones, en vez de decirle a la gente que están tratando de controlar sus emanaciones de gas, aunque tal vez no están haciendo nada para eso, pero negar semejante realidad es una barbaridad.

La reacción que asumieron los ciudadanos más afectados en estos días nos alegra y devuelve la esperanza, justo cuando hablábamos que la apatía se había apoderado de nosotros como pueblo y sociedad, salir a protestar bloqueando calles céntricas no se puede aplaudir porque sino estuviéramos haciendo apología del conflicto pero no podemos negar que arrancó una sonrisa de esperanza, por fin comenzamos a despertar y es una buena señal. La acción cívico-ciudadana parece ser el mecanismo más efectivo para llegar hasta las autoridades, que no demuestran interés auténtico en la atención de las demandas de la gente, lo único que parece motivarlos es licitar y licitar por varios millones lo que sea y como para terminar con el problema planteado no es preciso hacerlo, es evidente la falta de estímulo que mueve voluntades.

Ya es tiempo que tomemos en serio cómo estamos afectando nuestro medio ambiente y de que manera eso nos daña directamente, las autoridades aún no han asumido conciencia al respecto pero la población poco a poco va demostrando estar dispuesta a que lo hagan, en otros casos como el de Pampa Galana, el río Guadalquivir, las quebradas, las lagunas de oxidación, la planta y las micro plantas de tratamiento son señales de que la gente no dejará que le sigan «metiendo los dedos en la boca»… es saludable, es promisorio, es el despertar de la fuerza verdadera que está en quienes hacen ciudad y eligen a quienes la administran.