Noticias El Periódico Tarija

Una vez más llegamos a un Congreso de la Tarijeñidad, evento casi olvidado, encuentro desconocido para las nuevas generaciones, las instituciones elegirán un nuevo Presidente, una nueva directiva… la pregunta es para qué. Hace tan sólo 10 o 15 años atrás, lo que decía el Comité Pro Intereses de Tarija era ley, tenía la fuerza de movilizar el Departamento entero, de lograr que nos pusiéramos de acuerdo pensando en los desafíos de Tarija, peleando por lo que se consideraba le correspondía a la región, reclamando por la desatención del gobierno de turno, paralizando cada ciudad, cada pueblo pero… eso era antes.

La intromisión política le hizo un daño letal al Comité Cívico, la forma en que se usó para escalar políticamente, podríamos mencionar nombres de quienes lo hicieron pero sería larga la lista, la forma en la que se fueron incrustando en el movimiento cívico elementos que seguían sus propios intereses, de uno y otro orden. No faltaron aquellos que hasta negocios hicieron, que transaron con empresas, que se beneficiaron y lucraron y luego se fueron. Estuvieron aquellos para los que fue una gran vitrina y lo usaron como trampolín terminando en jugosos cargos de los que supieron sacar provecho. La decadencia del movimiento cívico tuvo como elemento decisivo la manera en la que los políticos lo manosearon tratando de adueñarse de el. Pero tampoco se puede ocultar que la profundización de la autonomía trajo consigo mayor democracia restándole espacio de protagonismo a los cívicos, tener un gobernador elegido por el pueblo y que ya no responde al gobierno de turno, contar con asambleístas departamentales con un rol legal de fiscalización quitándole espacio y «competencias» también fueron factores decisivos, fenómeno que no es exclusivo de Tarija y que se replica en otras regiones, incluso Santa Cruz.

Hasta ahora el Comité Cívico no ha sabido leer los tiempos que corren ni ha introducido cambios que lo hagan más participativo y plural, el viejo esquema ya no funciona y el no haberse adaptado a tiempo, ha acelerado su desaparición. Si eso no se da en estos próximos dos años, difícilmente veremos otro Congreso en el que podamos decir sin dudar, que ahí está la tarijeñidad luchando por su futuro. El reto es grande, quienes hoy pugnan por llegar a algún puesto, deben saberlo, la tarea es difícil o pueden hundirlo más o ser quienes supieron devolverle su rol histórico.v