Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-Junio 29/2017) Para el director de Zoonosis, Sitty Chávez, la solución es el exterminio. Mientras tanto, para el activista Gonzalo Torres Terzo, líder de la Sociedad Protectora de Animales de Tarija (SPAT), la única forma es afectar la ecología del animal. Sea como fuera, la proliferación de palomas a lo largo y ancho de la ciudad es evidente, y su erradicación una necesidad para cientos de personas.
Hay quienes las desprecian a raíz de las enfermedades e infecciones que pueden transmitir, pero del otro lado de la vereda, hay quienes les llevan migas de pan y maíz, para asegurarse que sigan teniendo alimento.
La realidad es que en Tarija, como en otras ciudades de Latinoamérica, la superpoblación de palomas callejeras promete ser el eje de un debate para resolver qué se hace con ellas.
Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo llegaron a Sudamérica, los expertos aseguran que es un ave nativa de Europa Meridional, el Norte de África y Asia. Es decir, la paloma no es nativa del continente.
“Las palomas llevan muchas enfermedades y las esparcen por todos lados, al margen de que también deshacen los techos”, explicó el director de Zoonosis, Sitty Chávez. Desde su punto de vista, la única solución para evitar la sobrepoblación de esta ave, es su exterminio.
Su aniquilación no fue la primera medida que pensaron utilizar. Años atrás, los miembros de Zoonosis realizaron una campaña de esterilización de las palomas macho, para controlar así su reproducción. Lamentablemente, la medida no tuvo éxito.
Mientras los trabajadores públicos salían con alimento para esterilizar a las palomas, otras personas salían con lavadores para darles de comer maíz. De esta forma, las palomas no comían el esterilizante y la campaña fracasó.
“En San Jorge y en la calle Avaroa, hemos encontrado a gente que sale con lavadores con maíz y les da de comer. Mientras nosotros dábamos alimento en la plaza, ellos daban de comer en la calle, entonces, muchas de las palomas ya no comían”, insistió Chávez.
Ante el rotundo fracaso en su intento de esterilización, para la autoridad, el único remedio es la aniquilación.
Se plan tiene prevista la “cosecha” de palomas durante la noche, para su posterior extermino. Sin embargo, para eso necesitarán la aprobación del Concejo Municipal, para utilizar las grúas de alumbrado público con el fin de atrapar a las aves en sus nidos. Aunque Chaves aclaró que no hay ninguna ley que ampare a estas aves.
El escaso personal de esta repartición, haría que el trabajo sea lento, pues entre funcionarios administrativos, técnicos y el portero, Zoonosis cuenta con once trabajadores, de los que sólo cuatro estarían aptos para llevar adelante el exterminio.
Otro de los problemas, es que el tiempo de incubación de las palomas es muy corto, pues dura entre 7 y 21 días, por lo que estas aves se podrían reproducir a un ritmo más acelerado del que los trabajadores públicos podrían exterminarlas.
Aunque para ellos ésta es la única solución, saben que hay gente que se opone, pero que no da ninguna otra alternativa para resolver el problema.
“Yo creo que tendría que ser el mes de julio”, dijo respecto a la fecha en la que tendrían que empezar con este accionar. “En la plaza –principal- uno ya no se puede ni sentar, porque están las heces de las palomas”, admitió Chávez, quien describe al animal como una “rata con alas”.
Con un punto de vista diferente, el activista de la Sociedad Protectora de Animales de Tarija, Gonzalo Torres, afirma que el exterminio no es la solución. Atacar la ecología del animal es la mejor opción.
“Para vivir necesitan dos cosas, un lugar con techo y comida”, explica Torres, quien asegura que el factor comida es incontrolable, debido a que la basura está por todas partes y las alimenta.
Por su parte, una cornisa, una patilla en una construcción y un techito, son elementos suficientes para que una paloma pueda aterrizar y anidar.
“Lo que se puede hacer para corregir es más o menos simple, insiste el activista. Para él, los vecinos tendrían que corregir sus techos, paredes o pretiles, de forma en que no puedan las palomas anidar.
Con una simple inclinación de 45 grados en los pretiles o cornisas, la paloma ya no puede aterrizar, y ya no anida.
Si alguna persona se rehúsa a hacer este cambio, tiene otras opciones, como poner púas alrededor de la patilla de la pared o cornisa; de esta forma, también puede impedir que las aves aterricen.
“Hice las recomendaciones al mismísimo Rodrigo Paz”, continúa Torres, “hace unos 5 años, él me preguntó cómo se podía solucionar ese problema, porque ellos acababan de remodelar el edificio del Concejo Municipal”.
El entonces presidente del Concejo, Rodrigo Paz Pereira, lidiaba con el problema de las heces fecales sobre el edificio del Patio del Cabildo recién terminado.
“Le dije simplemente que cambien la inclinación a 45 grados y de esta forma, la paloma ya no podría aterrizar. Ellos hicieron eso y nunca más una paloma se asentó en esa pared”, contó el activista, señalando al pasar por ahí, que ese muro se mantiene impecable a diferencia de las construcciones vecinas.
Por otra parte, en Entre Ríos utilizaron clavos para evitar que los pájaros carpinteros se acercaran a las cajas de miel. “Hemos puesto clavos alrededor de las cajas, entonces, el pájaro ya no puede aterrizar”, explicó a modo de ejemplo.
Algo similar hicieron con el techo del colegio Belgrano, donde también tenían el mismo problema.
Las palomas ya son consideradas un asunto de salud pública en la mayoría de las ciudades del mundo, debido a su rápida reproducción y a su capacidad de transmitir enfermedades a los humanos.
Si Tarija quiere permanecer fuera de las lista de éstas ciudades, ya sea por esterilización, exterminio, o afectando su ecología, deberá abrir un debate para plantear alternativas que logren controlar su proliferación.