El pasado 14 de junio de 2017 recordamos 82 años del cese de hostilidades de la guerra más cruenta del continente americano: la Guerra del Chaco, contienda bélica que enfrentó a bolivianos y paraguayos por tres años por una disputa territorial, ambición extranjera por la existencia de petróleo y la hegemonía norteamericana en la región del Plata, sindicadas como principales causas de la cruenta guerra. Este conflicto bélico movilizó a miles de jóvenes bolivianos que de manera obligatoria e imperativa fueron reclutados en todo el país a las filas del ejército en campaña para su partida al ardiente Chaco.
En este escenario de conflicto y movilización general, los indígenas de las tierras altas y bajas sufrieron el rigor de la contienda bélica siendo reclutados de manera coercitiva y en muchos casos represiva, arrancados de sus hogares y separados de sus familias. Llevados a las ciudades para su reclutamiento y con escasa preparación, embarcados en trenes y camiones con rumbo desconocido, iban a un lugar que nunca habían conocido para enfrentarse sin saber con quién ni para qué y porque. En cada celebración del cese de hostilidades u homenajes a las batallas acontecidas en el Chaco en defensa de la patria, el esfuerzo y sacrificio de los indígenas no es reconocido, ni siquiera mencionado y enaltecido en su verdadera dimensión. Son los olvidados por la histografía.
“… en la retirada de Picuiba vi a los soldados bolivianos indígenas heridos, agonizantes y tirándose en los caminos para morir y en otros casos sacrificándose para impedir el avance paraguayo. Bolivia no tiene suficiente bronce para hacer monumentos a los valientes soldados de este origen”. (Basiliano Caballero Iraha. Gral del Ejército del Paraguay, 1934.)
La narración de los hechos acontecidos en la guerra del Chaco, en su generalidad se refiere a acciones bélicas, gestiones diplomáticas y clamores por la pérdida de 175.000 km2, una de las más grandes extensiones territoriales del país. Sin embargo, la presencia humana nativa en el área donde se desarrolló la contienda bélica, también tiene su narración, porque miles de sus protagonistas fueron indígenas naturales de las tierras del altiplano y del oriente que participaron unos de manera voluntaria y la mayoría obligatoria, sin que su esfuerzo y sacrificio fuera reconocido en la verdadera dimensión.