La historia de la planta de tratamiento de aguas residuales sigue dando mucho que hablar, aplaudimos la gestión directa del Gobernador Adrián Oliva cuando viajó a Europa y trajo alentadoras noticias sobre tecnología que podía usarse en Tarija para resolver un problema que compromete la salud pública. Pasaron los años y hasta ahora nada y surgen críticas de vecinos por el avance 0 de este proyecto.
De manera paralela surge otra vez la intención de implementar micro plantas de tratamiento de aguas residuales en diferentes zonas de la ciudad, no podemos decir que se trata de una mala idea pero si podemos exigir información al respecto, el municipio no ha comunicado bien, la gente no sabe de qué se trata ni de qué manera podría beneficiarse con esta iniciativa. Hace más de un año atrás planteamos una serie de preguntas sobre el particular pero como una especie de lógica negativa, el alcalde Rodrigo Paz decidió callar en un tema que debe preocuparnos porque está ligado estructuralmente a la planificación de la urbe.
No se sabe cuántas micro plantas se pretenden instalar, no se conoce dónde se emplazarían, tampoco hay nada sobre su costo. Menos aún la tecnología que usan o su tiempo de vida útil, no hay respuestas sobre la capacidad de tratamiento que deben tener, es decir, cuantos litros de aguas negras pueden procesar por hora o día cada micro planta. Menos aun se dice sobre quien se encargará de hacer controles diarios permanentes de la calidad del agua procesada en cada una. La alcaldía no informa qué se hará con esas aguas ya tratadas, incluso no dice nada sobre si se las desechará por los acuíferos subterráneos, lo que pondría los mismos en serio riesgo de contaminación. Se menciona que se piensa construir estas micro plantas mientras se define lo de la mega planta pero no se explica si existe un proyecto técnicamente planificado para que no se trate de emprendimientos aislados que se vuelvan o obsoletos e inservibles. En fin, la actitud del municipio da a entender que algo más turbio que las aguas residuales podría estarse gestando detrás de este proyecto porque no se entiende el «misterio» con el que se está manejando, es más que sospechosa la actitud de no publicitar el proyecto brindando detalles del mismo como si no le interesara a la ciudadanía en general saber qué se pretende hacer al respecto.
Algo huele mal, algo oscuro no deja ver con claridad esos detalles tan necesarios como para evaluar lo que se quiere hacer, ojalá no sea el denominador que parece ser «común» en esta gestión y que pasa por licitar, adjudicar y pagar decenas de millones de Bolivianos con dineros públicos de esa gente a la que tanto alude la publicidad municipal en un marco de dudosa planificación responsable.