El municipio no ha sabido abordar con inteligencia un problema que es de siempre, el del transporte urbano en una ciudad sin planificación como Tarija, de hecho que el alcalde Rodrigo Paz sabía lo que se venía porque fue presidente del concejo municipal durante cinco años y parte de las decisiones o de la ausencia de ellas desde hace bastante. Sin duda, el anterior burgomaestre no se atrevió a tocar a este sector de mucha fuerza, por la cantidad de afiliados y su capacidad de movilización.
Si sumamos a los trufis, taxis sindicalizados y libres y ahora taxi-trufis, solo mirando su actividad urbana, no se pueden subestimar, peor aun si adicionamos a los que prestan servicio interprovincial, ciertamente faltó habilidad para integrar este sector en el diseño de un plan integral, no sabemos si porque no se quiso o porque nunca hubo plan, lo cierto es que después de dos años la situación se complicó bastante porque faltó estrategia en el municipio para sentar en una mesa a los protagonistas de la historia para reflejarles el problema y comenzar a tejer un diseño del que sean artífices ellos también. Supuestamente expertos argentinos estaban realizando una estudio que daría luces sobre qué hacer con el coas vehicular y como influimos todos en el. Que se sepa, hasta ahora nada. Ni la ley del transporte sirvió como contribución justamente por no contar con aportes propios del sector ni por haberse llegado a consensos que la hagan viable.
Mirando la ineludible inauguración de la nueva terminal de buses y todo lo que con ella venía, no se anticipó y se improvisó, de ahí los abusos de taxistas con sus tarifas, la pugna con los interprovinciales sin lugar y espacio en el nuevo edificio e insistiendo en quedarse en el viejo y el surgimiento de una especie de anarquía desafiante del principio de autoridad de un alcalde que cada día parece perderlo más.
La de ayer fue una primera pulseada en la que quien perdió fue la población que salió perjudicada porque no tuvo en que desplazarse o se encontró con bloqueos en diferentes puntos, quien perdió fue la alcaldía que por más que se canse de reiterar sus llamados al diálogo tiene que aceptar que dejó que la situación se escapara de sus manos ocasionando un problema a los vecinos por su falta de previsión y cálculo. Quien perdió fue también el transporte ya que muchos dejaron de trabajar pero sobre todo, se pusieron otra vez a la gente en contra, cansada ya de tanto lío por todo y nada y la intransigencia demostrada en distinta ocasiones.