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José Hurtado de Saracho y el P. Antonio Oliver fueron los “fabriqueros” (arquitectos) del Colegio de Nuestra Señora de los Ángeles de Tarija, según los escritos del P. Mingo; además de Fray Francisco Miguel Marí quien trabajó en los detalles artísticos que se sucedieron a lo largo de los tiempos. José Hurtado de Saracho fue también el “fabriquero” de la Iglesia Matriz (actual Iglesia Catedral) y el P. Oliver comprometido con la concepción arquitectónica del convento, además fue el Regidor de la Ciudad y encargado por el Cabildo de cobrar las Pías Memorias con el estipendio del diez por ciento de la colecta total.

En el año 1758 el P. Oliver entregó un oficio al síndico del convento Don Inocencio Antonio Rodríguez de Valdivieso, documento que contenía el detalle de las contribuciones. A la conclusión de la obra marchó a Buenos Aires, donde se notificó su muerte en el año 1787. La crónica de la época destaca los meritos de Fray Francisco Miguel Marí, en la carpintería con la construcción de la sillería y facistol (armazón) del coro, retablo mayor, seis altares al estilo romano y diez confesionarios del templo. Su trabajo también está registrado en la construcción del interior de la Iglesia de San Francisco de Salta, Argentina y el claustro de San Felipe en Chuquisaca.

LA “PROVINCIA” Y EL TÍTULO

DE “PROPAGANDA FIDE”

Es importante destacar que los franciscanos ubicados en Latinoamérica pertenecían a la reforma de los Observantes, iniciada en Italia por San Bernardino de Sena y realizada en España por Francisco Jiménez de Cisneros. A partir del año 1600 en la línea de carácter religioso-testimonial se establecieron las Recoletas, que eran conventos ubicados en las zonas marginales de las ciudades dedicados al estudio, vida claustral interna, extremadamente próximos a contextos de vida pobre y los Colegios de Propaganda Fide surgieron con esos propósitos con autonomía jurídica. A su vez la “Provincia” significaba la unión de conventos bajo la guía de un Superior Mayor. Como efecto de esta estructura surgió la concentración de hermanos con objetivos misionales de estricta observancia franciscana con territorio especifico de trabajo.

El Título de “Propaganda Fide” derivó de la Congregación de Propaganda Fide de la curia papal operante en Roma desde enero de 1622. La separación entre el pasado eclesial colonial y las nuevas directivas fueron descritas por el P. Gregorio Bolívar y presentadas en Roma en el año 1628 que exigía “la preparación de sacerdotes para las misiones en conventos específicos y que nadie vaya hacia responsabilidades jerárquicas sin experiencia en misiones vivas o terrenos de gentilidad”.

El P. Gregorio desapareció en la chiriguanía en cumplimiento de su misión apostólica en el año 1631 del que se reconocieron solo pedazos de su hábito.

El Colegio Seminario de Propaganda Fide de Tarija comenzó con la expresión “Eclesiae Catholicae” y como fundador y primer Guardián fue designado el P. Francisco Escribano, hombre docto y virtuoso, fallecido con halo de santo en el mismo Colegio el año 1774. Entre sus primeros alumnos se destacan fray Francisco del Pilar y Zapater, misionero llamado el apóstol de los chiriguanos, muerto entre ellos en 1803, el P. Fernando Cano, obispo electo de Antioquia, Santa Fé de Bogotá, el P. Antonio Comajuncosa, predicador, apostólico, maestro de teología, historiógrafo y otros que ofrendaron sus vidas en las misiones del Chaco en la labor de conversión de las tribus chiriguanas.

 El surgimiento de revolución francesa afectó a las comunidades religiosas saqueándolas, persiguiéndolas y expulsándolas. De esta manera España pagó los siglos de actividad y sacrificio de los misioneros que habían sometido para la corona española a miles de gente feroz y salvaje, que habían fundado iglesias, conventos, seminarios, hospitales, pueblos y ciudades.

Al Colegio de Tarija con sus 22 casas de misión, 36 padres misioneros y 23.936 almas pacíficas sometidas al reino de España le tocaron la misma suerte que a las radicadas en América. Vandalismo, arrogancia, impiedad, saqueos, cárceles, exilio y muerte fueron las consecuencias de los principios revolucionarios proclamados y puestos en práctica durante la guerra de la independencia. Los Colegios de Propaganda Fide fueron clausurados y sus misiones volvieron al estado salvaje.

Y como esto no fuera suficiente, la revolución de España de 1835 arrasó con todo a fuego y espada, borrando del catálogo de los humanos a las comunidades religiosas, que tanto bien habían aportado. Así fue cerrado del todo el Colegio de Propaganda Fide de donde los franciscanos recolectaban y formaban nuevos obreros evangélicos para continuar el cuidado de la viña del Señor, cuyo cultivo les había sido encomendado. El Colegio de Tarija fue la Casa-Madre, la Casa-Misión y sede de la Misión de Propaganda Fide de Tarija donde se educaron los misioneros para llevar el evangelio a las tribus salvajes, para la construcción de parroquias recorriendo llanuras y montañas predicando, confesando y enseñando a todas las criaturas del Señor el camino al cielo y la buena nueva de la redención.