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La disfunción eréctil, comúnmente conocida como «impotencia», es la incapacidad de alcanzar o mantener una erección con la rigidez suficiente para disfrutar una relación sexual. Aunque en los jóvenes puede darse, pero por causas de origen psicológico, aparece a partir de los 50 años y se hace muy frecuente a partir de los 65.
Las enfermedades que producen una disminución en el flujo sanguíneo al pene, como pueden ser la hipertensión, la diabetes, enfermedades cardíacas, aumento del colesterol, alteraciones neurológicas y cirugías prostáticas, entre otras. El tabaquismo, el consumo de alcohol, el estrés y el sedentarismo también son hábitos con impacto negativo en el sistema eréctil.
Además de su impacto en la salud, la disfunción eréctil también tiene consecuencias negativas en el autoestima del paciente que no puede cumplir con las exigencias de su pareja, ni puede mantener ningún tipo de relación sexual. El problema entonces condiciona su comportamiento y se transfiere a sus relaciones sociales.
Si bien existen fármacos especializados para tratar este problema, deben ser siempre recetados por un especialista y pueden tener contraindicaciones para personas que utilizan vasodilatadores coronarios.
En los últimos años, varios grupos científicos trabajaron en pos de desarrollar la terapia de células madre como una cura para la disfunción eréctil, pero hasta ahora las mejoras no habían sido suficientes para permitir que los hombres afectados puedan lograr una relación sexual completa.
Pero ahora un grupo de investigadores daneses reveló los resultados de un estudio donde se observó que las inyecciones de células madre permitieron a hombres con impotencia tener erecciones y relaciones sexuales nuevamente. Aunque este sería el primer hallazgo de este tipo en terapias con células madre los resultados (presentados por la doctora Martha Haahr, del Hospital de la Universidad de Odense durante la conferencia anual de la Asociación Europea de Urología) son estrictamente preliminares.
En esta prueba de fase I (es decir que se realiza para demostrar la seguridad del procedimiento), se inscribieron 21 hombres que perdieron la capacidad de tener una erección después de someterse a una cirugía para tratar el cáncer de próstata. Simplemente les administraron una sola inyección de sus propias células madre en el área del cuerpo cavernoso del pene -el tejido que se llena de sangre durante una erección- bajo anestesia general. Si bien la sedación total parece excesiva, dar una inyección en esa zona del cuerpo es particularmente doloroso.
Antes de los pinchazos en el pene, los investigadores usaron liposucción para quitar parte de la grasa abdominal de los hombres y separaron las células madre mesenquimales semi-maduras, que son las células «limpias» que luego se convierten en músculo, grasa y tejido óseo.
El procedimiento no ayudó a ninguno de los siete hombres del grupo que también habían sufrido incontinencia después de la cirugía (los investigadores especularon que tal vez era porque tenían un daño nervioso más complejo que los otros). Pero de los 14 que no presentaban incontinencia, ocho participantes fueron capaces de tener relaciones sexuales en los siguientes seis meses y su función sexual se mantuvo intacta un año después de la inyección.
Ahora que se realizó la prueba de seguridad, los investigadores buscan hacer una prueba de fase II con un grupo más grande de hombres, algunos de los cuales serían asignados a un grupo placebo. Ciertamente no está claro si la técnica realmente podría funcionar en los hombres que padecen disfunción eréctil por razones naturales (como las enfermedades cardíacas). Los resultados preliminares de la prueba fueron publicados el año pasado en EBioMedicine, pero todavía está pendiente su publicación en una revista especializada.
«Logramos establecer que esta técnica puede llevar a que los hombres recuperen una erección espontánea, es decir, sin el uso de otros medicamentos, inyecciones o implantes», señaló Haahr. «La técnica se ha ensayado en trabajos con animales, pero esta es la primera vez que la terapia con células madre le permitió a los pacientes recuperar suficiente función eréctil para permitir el coito».
Sin embargo, esto no significa que el tratamiento pueda ser posible en los próximos años. En primer lugar porque la investigación es todavía preliminar y faltan nuevas pruebas. Por otro lado, en muchos países los tratamientos con células madre no están regulados porque falta más investigación al respecto. Recientemente en Florida, Estados Unidos tres mujeres quedaron ciegas después de recibir tratamientos con células madre y los expertos alertan sobre las clínicas que ofrecen estas opciones. Pero si los estudios siguen demostrando efectividad, en algún momento podrán idearse nuevos tratamientos de este tipo que sean seguros.