Tarija siente las consecuencias del crecimiento poblacional y la expansión de su mancha urbana de manera desordenada. Estacionar una motocicleta sin tomar precauciones en el mismo centro es casi una apuesta para no verla más, los automóviles cuentan con sistemas de alarma para evitar su robo aunque igual son objeto de actos vandálicos, las casas tuvieron que subir la altura de sus muros, aquellos que tenían verjas metálicas que permitían que se vea la vivienda tuvieron que cerrarlas y aislarse por el riesgo inminente ante la delincuencia.
Caminar por las calles de la urbe ya no es seguro más aún si es en la noche y tarde, muy probablemente seremos asaltados. Y no es que estemos dramatizando o queramos armar una tormenta en un vaso de agua, la realidad nos dice eso y quien vive en esta ciudad no lo puede negar, el consumo de bebidas alcohólicas se ha incrementado de manera alarmante en particular en nuestra juventud y la droga también tiene su terreno ganado pues se consume a todo nivel. Lo preocupante es que como en tantos otros temas, fuimos atropellados por el tiempo porque no nos preparamos para estos irremediables cambios que vienen de la mano del dizque desarrollo, nuestras instituciones se quedaron atrás, no avanzaron ni se modernizaron a pesar de administrar más dinero, su estructura es prácticamente la misma a cuando se manejaban unos cuantos millones, las autoridades que llegaron y se fueron no fueron capaces de impulsar ese cambio necesario.
La falta de coordinación interinstitucional nos está pasando factura pues cada quien se dedicó a lo suyo sin entender que todos vivimos aquí y juntos deberíamosresolver nuestros problemas, no hay coincidencias en la manera que cada autoridad decide encarar una determinada situación o fenómeno, por eso la ausencia de políticas departamentales en consonancia con las nacionales, en materia de seguridad ciudadana eso es más que evidente ya que la precariedad en la preparación y equipamiento de la policía nacional muestra una desventaja peligrosa frente al crimen organizado, la ciudad no ofrece siquiera mecanismos de alerta para garantizar la tranquilidad de sus habitantes, no contamos ni con cámaras que puedan vigilar lo que sucede las 24 horas del día, menos pensar en un numero telefónico de auxilio o ayuda inmediata al que la población pueda recurrir si tiene una emergencia de cualquier tipo. Es posible recuperar esa Tarija tranquila y segura de antes aunque la población aumente, será imposible consolidar nuestra vocación turística sin brindar mínimas condiciones de seguridad para quien nos visita pero primero debemos nosotros mismos darnos esa oportunidad para luego brindarla a los turistas.