Diego Rojas Castro
(Ingeniero y docente universitario)
Los escenarios en los que se puede llevar acabo una guerra son aire, tierra, mar y el espacio sideral. Sin embargo, los constantes avances y cambios tecnológicos de las últimas décadas han generado un nuevo campo de batalla: el ciberespacio, el mismo que ya ha sido declarado como el quinto escenario bélico.
Frente a ello, las grandes potencias interesadas en proteger sus sistemas y, sobre todo, en usar el ciberespacio para tomar una ventaja competitiva frente a otros Estados rivales, han ahondado esfuerzos para crear instituciones altamente capacitadas para contrarrestar posibles ciberataques.
El primer ciberataque de un Estado hacia otro ocurrió el año 2007. Estonia acusó a Rusia de haber realizado ataques de denegación de servicio contra sitios de sus instituciones públicas, así como también de bancos, de redes de telefonía, sistemas de verificación de tarjetas de crédito y muchos otros. Este ataque duró varias semanas y dejó a Estonia totalmente paralizada.
El año 2008 sería el turno para el ciberataque de Rusia contra Georgia, durante el enfrentamiento sostenido contra esta población soviética. Esa fue la primera vez en que se mezcló un ciberataque al mismo tiempo de una confrontación bélica.
Un ataque mucho más sofisticado aconteciócon el software malicioso Stuxnet, cuya existencia salió a la luz el año 2010. Fue la primera ciberarma creada con financiamiento de dos Estados: Israel y EEUU. Fue diseñada para sabotear la producción de plantas de enriquecimiento de uranio de Irán, y dio origen a lo que hoy se conoce en inglés como APT (Amenaza Persistente Avanzada), que busca infectar a sus objetivos por un largo periodo de tiempo sin ser detectada.
EEUUtambién ha sido víctima de ciberataques por parte de otros Estados. El año 2013 se hizo público lo que llegó a conocerse como “Informe Mandiant”, que contiene datos que implicanfehacientemente a China en diversas operaciones de ciberespionaje hacia otros Estados del mundo con el fin de sustraer información confidencial, como investigaciones científicas y militares, planos de armas y aviones. La gestión de Obama también lanzó acusaciones de que Rusia habría intervenido mediante ciberataques a favor de Trump en las elecciones.
En Bolivia, en diciembre de 2016, se creó el Centro de Ciberseguridad y Ciberdefensa para contrarrestar ataques cibernéticos tales como los que hubo contra diferentes páginas digitales del Estado, los cuales se dieron, sobre todo, después de que los equipos jurídicos de Bolivia y Chile realizaran sus alegatos orales en la Corte Internacional de La Haya, en el marco de la demanda marítima boliviana.
La sola existencia de dicho Centro no basta por sí solo. Se requiere además la definición de políticas nacionales de ciberseguridad y ciberdefensa que involucren de manera transversal a instituciones nacionales públicas y privadas, ya que el uso de ciberarmas contra las infraestructuras críticas de nuestra nación por parte de otros Estados, inevitablemente se traduciría en un ataque contra los sistemas civiles. Al recibir ataques a infraestructuras críticas, no solo se pone a prueba al mando militar u organizaciones estatales, ya que también las instituciones de carácter privado serían afectadas: bancos, proveedores de servicios públicos, de abastecimiento de agua, luz, gas y de transporte terrestre y aéreo. Esto quiere decir que la seguridad y defensa del ciberespacio tiene implicaciones civiles y económicas que convierte el asunto en un objetivo estratégico de la seguridad nacional, por lo que las personas que ostentan tal responsabilidad deberán estar intelectualmente preparadas para asumir el compromiso de la defensa del país en el teatro de operaciones del ciberespacio.