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AGENCIAS

Lionel Messi se echó al Barcelona a las espaldas y marcó dos tantos en la victoria por 2-3 del cuadro catalán sobre el Real Madrid en el clásico del futbol español disputado este domingo en el Santiago Bernabéu.

No faltó la polémica arbitral, ni el pleito eterno entre Piqué y Sergio Ramos, que acabó viendo la tarjeta roja por cuarta ocasión en un clásico.

Ambos equipos sabían que la vida les iba en el partido; media Liga para el Madrid y la resurrección para el Barcelona.

Un centro de Marcelo desde lejos para Sergio Ramos, que estrelló el balón en el poste. El rebote le cayó a Casemiro, que estaba solo frente a la portería y solo tuvo que empujar y cayó el 1-0 a los 28 minutos de juego.

Hacía rato que Messi se había limpiado la sangre por el codazo de Marcelo, pero no el enojo. El Madrid sentía que tocaba el cielo y no quiso ver la determinación con la que el argentino buscaba revivir las esperanzas culés. La indulgencia con la que lo dieron por anulado fue su perdición. Cuatro minutos les duró la ventaja.

Descuidaron hasta la marca sobre el ’10’, que ni siquiera tuvo que entrar de puntitas. Abrió la puerta de jalón cuando la defensa entera se fue sobre Luis Suárez para evitar el disparo y Messi, en una furiosa carrera llegó desde atrás justo a tiempo para recibir el pase retrasado y con un amago de recorte quebrarle la cintura a Dani Carvajal antes de batir a Keylor Navas.

Los blancos recobraron la compostura tras el descanso, pero el control seguía en poder del Barcelona, que guiados por el incansable ’10’ argentino empezaron a creer en la victoria.

No fue un milagro que el Real Madrid aguantara el 1-1 hasta el 72′, pero casi. Keylor, que acababa de ampliar la peor racha en la historia de la Liga a 16 partidos consecutivos recibiendo gol, se había lucido con tres paradas. Hasta que llegó el balón al que no alcanzó a llegar en un disparo cruzado de Ivan Rakitic desde fuera del área.

La fortuna que ha mantenido a flote a los blancos lo abandonaba poco a poco. Zidane se había guardado a Casemiro para no acabar en inferioridad numérica y de todos modos tuvo que jugar los últimos 15 minutos con diez. En la enésima entrada con dureza a Messi, el árbitro decidió actual y mostró la roja directa a Sergio Ramos.

A falta de golpes de suerte, Madrid sacó fuerzas de la famosa épica hasta que en una carrera a la contra en pelotón, un centro de Marcelo pesca abierto a James, que se anticipa a la salida del arquero alemán para poner el 2-2. Fue inútil. Messi ya se había adueñado del partido y, de nuevo, sin que nadie lo viera mientras todos cuidaban a Andre Gomes de un disparo, Messi atravesó el área transversalmente y con sigilo para poner el 2-3 ante una impotente y desarmada defensa blanca.