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El gobierno de EEUU anunció este martes una política de «tolerancia cero» contra bandas criminales, como la Mara Salvatrucha (MS-13), a la que las fuerzas del orden perseguirán judicialmente con el fin de bloquear sus fuentes de ingreso y menguar el número de pandilleros en sus filas.

El presidente de EEUU, Donald Trump, prometió en un mensaje en Twitter que «eliminará rápidamente» a los pandilleros de la Mara Salvatrucha, una banda creada en la década de los 80 en las calles de Los Ángeles y que ha ganado gran fuerza en Centroamérica, especialmente en El Salvador.

Trump culpó a las «débiles políticas contra la inmigración ilegal» de su antecesor, el demócrata Barack Obama, de la «formación» de nuevos grupos de la Mara Salvatrucha en ciudades de Estados Unidos, aunque no proporcionó ninguna prueba para sustentar su acusación.

Más prudente se mostró el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, que se encargó de hacer el anuncio oficial antes de reunirse con los jefes de las fuerzas del orden del país, como el administrador de la Agencia Antidrogas (DEA), Chuck Rosenberg, para definir las nuevas políticas del Gobierno.

«Déjenme decir esto claramente: bajo la Presidencia de Trump, el Departamento de Justicia tendrá una tolerancia cero hacia la violencia de las bandas», subrayó Sessions en declaraciones a la prensa antes del encuentro.

De esa forma, Sessions anunció que el Gobierno de EEUU reforzará la frontera, bloqueará las líneas de ingreso de las pandillas y menguará sus filas al perseguir a cada uno de sus miembros y no ceder «ni un solo bloque o esquina de la calle a la puesta en práctica de sus despiadadas tácticas».

En ese sentido, el fiscal trazó una relación entre la actividad de las pandillas en la costa oeste de EEUU y la política de las «ciudades santuario», aquellas que se niegan a colaborar con las autoridades federales para deportar a los indocumentados y a los inmigrantes que han cometido algún crimen.

«Liberar a extranjeros criminales sólo ayuda a bandas violentas como la Mara Salvatrucha. Las ciudades santuario están ayudando a estos carteles a llenar sus filas y a poner en peligro vidas inocentes, incluyendo la vida de innumerables inmigrantes que respetan la ley», consideró Sessions.

Con esas declaraciones, el titular de Justicia insistió en la ofensiva que el Gobierno libra con las alrededor de 200 entidades locales que protegen de la deportación a los inmigrantes y entre las que se incluyen grandes urbes dirigidas por la oposición demócrata, como Los Ángeles, Chicago y Nueva York.

Sessions ya amenazó el pasado mes a las ciudades y condados «santuario» con recortar sus fondos, aunque por el momento no se ha producido una retirada de las partidas federales.

En su discurso, el fiscal cifró en 30.000 el número de pandilleros de la Mara Salvatrucha que viven en el exterior y aseguró que la banda ha logrado reclutar a 10.000 personas en al menos 40 de los 50 estados de EEUU, lo que consideró un «aumento significativo en los últimos años».

Además, Sessions aseguró que la Mara Salvatrucha tiene su «sede» en el sistema penitenciario salvadoreño.

Los pandilleros de la Mara Salvatrucha y de la banda rival, Barrio 18, viven en diferentes cárceles desde hace unos años, una política que puso en pie el Gobierno salvadoreño para evitar enfrentamientos pero que ha servido a las pandillas para reforzar su poder dentro de los penales, desde donde siguen delinquiendo.

En su intervención ante la prensa, Sessions no mencionó ni una sola vez a Barrio 18, que también se creó en Los Ángeles, se dividió en 2005 en dos facciones (Los Revolucionarios y Los Sureños) y se ha convertido en una de las mayores amenazas para países como El Salvador, donde se enfrenta con la Mara Salvatrucha.