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AGENCIAS

La muerte de un aficionado del club argentino de fútbol Belgrano reavivó la polémica sobre la incesante violencia que se toma como algo común en los partidos del deporte que despierta más pasiones Argentina, y que desde hace un tiempo se ha convertido en una cuestión de Estado.

Hace cerca de cuatro años se prohibió que la grada visitante acudiera a los encuentros en las canchas, sin embargo, hace apenas unos meses, el Gobierno argentino aprobó la venta de entradas a público visitante en algunos estadios.

Lejos de mejorar, la actitud de los seguidores no ha sido ejemplar y se han contabilizado numerosos casos de agresiones y disputas relacionadas con este deporte, y según la asociación civil Salvemos Al Fútbol, 14 muertes desde 2015.

En lo que va de año, la asociación registró ya cuatro muertes en el fútbol, entre las que destaca la agresión que en marzo pasado llevó a la muerte a un técnico de categorías infantiles de fútbol sala, que tenía 37 años.

En 2016 fueron tres las muertes de aficionados, la última, la de un hombre de 26 años que fue atacado en junio en el histórico barrio porteño de San Telmo mientras presenciaba a su equipo, Boca Juniors, frente a Nacional de Montevideo por la Copa Libertadores.

Aun así, este no fue el caso de la agresión mortal producida el pasado sábado en Córdoba (centro), ya que los aficionados pertenecían al mismo club y la riña se activó por motivos adversos al fútbol.

En marzo de 2016, el fútbol se convirtió en un asunto de Estado cuando el Gobierno de Mauricio Macri creó el Registro Nacional de Personas con Derecho de Admisión en Espectáculos Futbolísticos, con el fin de identificar a los barras bravas (hinchas violentos) y erradicarlos de los estadios.

El registro surgió pese a la denuncia de los expertos de violencia en el fútbol de que los registros que se tenían hasta el momento con las identificaciones de los acusados por crímenes en las canchas habían sido borrados.

Meses después de su ascensión, Macri -ligado fuertemente a este deporte-, advirtió que el Estado «tiene que hacer su parte, que es sacar la violencia» de los estadios.

No obstante, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, exigió hoy al Congreso nacional que trate urgentemente la ley penal que prevé el endurecimiento de sanciones para la violencia en el fútbol.

Son los conocidos como barras bravas (hinchas radicales) los autores de la mayoría de los casos de agresiones dentro de los campos de fútbol del país suramericano, que a lo largo de los años se han cobrado la vida de unas 300 personas, como publicó en su sitio web Salvemos Al Fútbol.

La violencia tiene lugar tanto dentro como fuera de los estadios, como el hincha que falleció a causa de un disparo en el corazón al encontrarse atrapado en medio de un tiroteo entre dos facciones de las barra brava del Club Atlético Concepción en 2015, entre otros muchos ejemplos.

Su asesinato provocó la renuncia del presidente del club, Mario Díaz, que reconoció que no se podía vivir así.

No sólo los hinchas son las víctimas, sino que los ataques se producen también contra árbitros, como el producido el pasado diciembre en la céntrica provincia de Santa Fe, que sacó a la luz las cerca de 42 agresiones a árbitros en 2016, como aseguró el titular del Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina, Guillermo Marconi.

Ese mismo año un árbitro fue asesinado a tiros a manos de un jugador durante un torneo barrial en la provincia de Córdoba.