Noticias El Periódico Tarija

La gestión municipal de Rodrigo Paz va de tumbo en tumbo, con una serie de imprecisiones, sin un norte claro, sin un plan, llena de contradicciones y perdida en una disputa política con el ex alcalde Óscar Montes que le hace más daño a Paz que a su ex amigo. La pugna con su ex socio parece haber influido en su ánimo y visión, en apariencia olvidó que como parte del acuerdo que tenían ocupó 5 años la presidencia del concejo municipal, autorizando y dejando pasar todo lo que «su alcalde» ordenaba y hacía.

La extraña demora en la conclusión e inauguración de obras iniciadas en la anterior gestión, dicen algunos para no favorecer a Montes a pesar de que él fue parte más que activa de la misma y el no tener proyectos propios visibles y de impacto, han ido debilitando la imagen del alcalde en solo dos años. Una administración en la que al parecer no hay quien tome decisiones oportunas y que con la intención de ponerle sello propio, más bien cae en la imitación burda de ciertas denominaciones foráneas… como aquella de » Tarija Capital», forma de diferenciar a la ciudad capital de provincia en la Argentina (Salta Capital)… o ¿ ud. escuchó alguna vez que se diga Cochabamba capital, Oruro capital o Santa Cruz capital?, de ninguna manera. Faltó creatividad e imaginación para ponerle nombre y apellido a la gestión, hasta el eslogan «de la Gente» parece haber sido copiado de un medio de comunicación local.

Errores como no decidir sobre la chanchería de Pampa Galana o decir que era el ultimo año de estiaje o afirmar en La Paz que en Tarija tenemos agua para todos, son los que han ido desportillándolo. Pero lo sucedido en estos festejos de Abril, distribuyendo cientos o miles de banderas con el logotipo y eslogan de su gestión viñeteados, pintados en ellas, como si de una campaña política se tratara intentado publicitarse, cayó muy mal en la gente, enojó al pueblo y lo hizo reaccionar, se vio esa acción como una falta de respeto a un símbolo departamental y en vez de retirarlas de la calle, se insistió dejándolas ahí desoyendo el clamor popular. No es la primera vez que el alcalde no es capaz de leer adecuadamente lo que el pueblo quiere y necesita, más bien persiste en situaciones fáciles de resolver que se le tornan complicadas y lo revelan como ajeno al sentir y vivir del tarijeño. Hacer eso con nuestra bandera fue un verdadero ultraje y una señal de desorientación cívica.