En su momento hemos entendido el planteamiento de los transportistas micreros y lo hemos contrastado con el sentir popular cuando pretendían nivelar sus tarifas, al hablar con ellos hemos compartido algunos de sus puntos de vista, otros no. Consideramos que a través de la vía del diálogo y no de la imposición, puede lograrse mucho más.
Pero más allá de todo, el problema de este sector es que es muy desordenado o es increíblemente organizado para generar caos, no creemos que sea esta última opción, que sus miembros no reconozcan que son causantes en gran medida de la convulsión vehicular en la ciudad de Tarija es asumir una actitud negligente, más si el rol que se juega es determinante para una posible y futura solución. Queremos pensar que los dirigentes de este sector intentan que la conducta de sus miembros se acomode a los requerimientos de la ciudadanía y que la respuesta de ellos va en sentido contrario. En resumen, contribuyen nocivamente a volver más compleja la situación que vivimos todos los días y es que no pasa solo por no respetar las paradas autorizadas y detenerse en cualquier lugar, no sólo consiste en que muchos de sus vehículos contaminan la ciudad, que su estado es deplorable, etc, etc, etc… sino que finalmente muchos de ellos terminan haciendo lo que quieren no respetando horarios ni rutas en particular en horario nocturno.
La población que utiliza masivamente este servicio, esta a la defensiva frente a lo que pueda determinar y es porque ni el trato que les dan ni las condiciones que les ofrecen están a la altura de lo que se espera, por eso es que cuando plantea algo es el pueblo el que reacciona inmediatamente. La dirigencia tiene un gran reto y es organizar a su sector y plantearse el desafío de prestar un servicio de excelencia, deben entender que no lograrán facturar más mientras sigan como están, tendrá que ser al revés.