LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico, marzo 26/2017) El Décimo Encuentro del Arte y el Vino se llevó a cabo días atrás, la actividad ya consolidada se la realiza en época de vendimia, en medio de brindis y cantos como señal de un año más de buena cosecha; el epicentro el pintoresco pueblo del Valle de la Concepción en el municipio de Uriondo.
Durante una semana el pueblo se llena de actividad propia del lugar, sus mejores coloridos darán la bienvenida a locales y extranjeros, vistiendo las principales calles de una atmósfera bohemia. Los viñedos, paisajes y rostros serán las musas de inspiración para que artistas de todas partes del mundo puedan esculpir, pintar y dejar huellas en los murales de la ciudad.

El aroma embriagador de la uva y el vino se impregna en los ánimos de todos y además de las anécdotas y vivencias que se dan en cada encuentro, el gran legado lo componen las obras en hierro, madera, lienzos con pintura en óleo, acuarela que aún esperan un museo para poder ser exhibidas.
Los murales pintados en diversos rincones del lugar, logran la sensación de un museo al aire libre, brindando vida y colorido en un pueblo con historia que busca resguardas sus raíces con una mirada al futuro.

Este año el pintado de murales se trasladó a las paredes de lo que será el nuevo Estadium, aún en construcción el lugar pudo albergar a los artistas para que el legado quede y adorne la construcción que en algún tiempo abrirá las puertas.
La técnica empleada este año se alejó del óleo y en su lugar fue empleada el mosaico, el resultado es asombroso, en todas las obras de arte la temática vuelve a ser el vino, la cosecha, los hermosos amaneceres y atardeceres de un lugar que brinda tanto al departamento de Tarija, pero que aún requiere de la atención de autoridades. (eP)

“Si señor… el vino puede sacar
Cosas que el hombre se calla;
Que debería salir
Cuando el hombre bebe agua.
Va buscando, pecho adentro,
Por los silencios del alma
Y les va poniendo voces
Y los va haciendo palabras.
A veces saca una pena,
Que por su pena, es amarga;
Sobre su palco de fuego,
La pone a bailar descalza.
Baila y bailando se crece,
Hasta que el vino se acaba
Y entonces, vuelve la pena
A ser silencio del alma”
Alberto Cortéz

