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Coronel del Ejército Boliviano y Jefe del batallón “Méndez” de Tarija en la Guerra del Pacifico, nació en San Lorenzo, capital de la provincia Méndez del Departamento de Tarija, fue un destacado oficial de la infantería que luchó en la Batalla de Canchas Blancas, Guerra del Pacifico. Fue declarado Héroe por su participación en la mencionada batalla y por su brillante estrategia táctica para derrotar a las fuerzas invasoras chilenas, hecho que manifestó la presencia y contribución de Tarija con sus hombres en la defensa del Litoral Boliviano. La acción en la que participo y dirigió el Cnl. Lino Morales se verificó el 12 al 15 de noviembre de 1879 en el camino de San Cristóbal de Lipéz hacia Canchas Blancas, como parte de las fuerzas de la Quinta División comandada por el Gral. Narciso Campero. En esta acción bélica participaron los Coroneles Juan Bautista Ayoroa, Ezequiel Apodaca, Mariano Colodro y otros en su mayoría tarijeños, así como efectivos del “Escuadrón Méndez” en su integridad conformado por vecinos sanlorenceños como parte de los batallones “Ayacucho”, “Chorolque” y “Tarija”.

En fecha 11 de agosto de 1972, la H. Alcaldía Municipal de Tarija aprobó la Ordenanza Municipal Nº 28/72, siendo Burgomaestre de esta ciudad el ciudadano José Azurduy Estenssoro, disposición que declaraba al Cnl. Lino Morales, natural de San Lorenzo, provincia Méndez del Departamento de Tarija, como ILUSTRE PRÓCER DE LA GUERRA DEL PACIFICO Y HÉROE DE LA BATALLA DE CANCHAS BLANCAS. En la capilla de Lajas, ubicada a 5 km al norte de San Lorenzo, al lado de la ruta asfaltada a Tomatas Grande descansan los restos del Coronel Lino Morales.

ARMAS EN LA GUERRA DEL PACIFICO

Las fuerzas chilenas, superiores en número y armamento invadieron del puerto de Antofagasta el 14 de febrero de 1879, día fijado por la Prefectura para rematar los bienes de la Compañía Salitrera que se negó a pagar el Impuesto de 10 centavos por la exportación de quintal de salitre. La población estaba compuesta por aproximadamente 5.000 chilenos y 500 bolivianos.

EJÉRCITO DE BOLIVIA

El ejército de Bolivia a principios de 1879, previo a la guerra, tenía 2.175 soldados distribuidos en tres batallones: Colorados, Sucre e Illimani. También contaba con tres escuadrones de Caballería, Húsares, Bolívar y Coraceros y dos Secciones de Artillería. Como armamento de infantería poseía fusiles Winchester que disparaban piedra o fulminante. Únicamente el Batallón Colorados utilizaba rifles Remington modernos. La Artillería disponía de seis cañones de ánima liza y corto alcance. Los 300 jinetes de la caballería cargaban carabinas, lanzas y espadones curvos. Los 1.500 rifles facilitados en préstamo por Perú para ejercicio de tiro se recibieron en La Paz con campanas y dianas ejecutadas por bandas militares.

EJÉRCITO DE CHILE

La escuadra chilena contaba con dos acorazados; el almirante Cochrante y el Blanco Escalada, fabricados en Hull, Inglaterra en el año 1874; seis cañones Amstrong de 250 libras y otros cañones con blindaje de nueve pulgadas. También poseía dos corbetas Chacabuco y O´Higgins construidas en 1867 y los buques de madera Esmeralda que eran reliquia de la guerra de 1866 contra los españoles, además de las corbetas Cavadonga capturada a los españoles, Magallanes y Abtao. Entre sus barcos de guerra, Chile disponía de una flota de transporte a vapor entre ellos el Rimac y Matías Cousiño. Los oficiales de esas naves fueron entrenados en el extranjero y un año antes de la guerra el Cochrante había sido enviado a Inglaterra para sus reparaciones.

HÉROES QUE CREARON IDENTIDAD

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Juancito Pinto, el niño guerrero

Tenía 13 años de edad. Era el tamborero del Batallón Colorados de Bolivia. El Museo del Litoral de La Paz señala que Juancito Pinto, cambió el tambor por el fusil y murió en el campo de batalla el 26 de marzo de 1880.

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Genoveva Ríos, la niña que salvó la bandera nacional

Con 12 años de edad, hija del Comisario de la Policía Marítima Boliviana.

El ejército chileno había desembarcado el 14 de febrero de 1879 y entre la confusión y balacera, incendios de las barracas y almacenes, pánico y desconcierto la niña Genoveva fijó sus ojos en el edificio de la Policía, donde aún flameaba la bandera boliviana, se encaramó por una de una ventanilla y desatando las piolas se apoderó del emblema nacional protegiéndola junto a su cuerpo a riesgo de su propia vida.