La dejadez de las autoridades no sólo se refleja en barrios periurbanos que son considerados casi siempre como marginales, también se hace evidente en vecindarios considerados como de gente pudiente, así sucede en la ciudad de Tarija. La falta de agua nos afecta a todos en la época de estiaje, a unos en mayor medida que a otros, pero no se salva nadie, el ir por todo el país diciendo que tenemos agua en abundancia no evita que nos falte y afecte. No se puede tapar el sólo con un dedo y tampoco inventar agua con un simple chasquido, no existen planes reales que pretendan solucionar de manera definitiva el problema, el resto es puro demagogia.
Igualmente enfrentamos otras sería falencias pero esta vez cuando cae mucha agua del cielo, Tarija colapsa, vetustos sistemas de drenaje son insuficientes para una urbe que ha multiplicado sus habitantes y superficie, las ultimas lluvias otra vez desnudaron esa verdad que nadie la puede tapar ni solucionar, sufren los barrios del centro pero también los mas alejados, mientras las calles del casco viejo se vuelven piscinas las de la periferie se convierten en lagunas para luego transformarse en lodazales por los que hasta en un vehículo 4×4 se debe pensar bien para intentar pasar. No todo se solucionó empedrando o asfaltando sin ton ni son, sin planificar ni pensar, a pesar de eso existen zonas que en invierno son un desierto polvoriento y en verano un pantano, pasan los años y no se conocen planes serios de la alcaldía para acabar con tremendo problema a pesar de que los vecinos se quejan permanentemente, suben fotos a las redes sociales, envían cartas con sus pedidos pero una especie de indolencia municipal se impone para no ver ni escuchar.
Es tiempo de terminar con la improvisación que genera la politiquería, esa que hace prometer y ejecutar obras sin pies ni cabeza, sin equidad y marginando a unos e incluyendo a otros. Sin duda que en esta ciudad existen vecinos de primera, de segunda y de tercera en cuanto a la atención que le da la comuna a sus requerimientos, tendrán que ser ellos mismos los que reaccionen y se hagan escuchar porque si siguen esperando la voluntad edil, tendrán que resignarse a tener más paciencia que la demostrada hasta hoy.