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La Vendimia, honor a los dioses.

La humanidad ha utilizado la vid en distintas formas, como alimento fresco las uvas maduran en los racimos. Más tarde conservada en forma de pasas y posteriormente descubrió de forma accidental que se descomponía y obtenía una bebida que calmaba la sed y provocaba cierta euforia. Como en casi todos los productos y alimentos que han acompañado la evolución de la humanidad el vino tiene una leyenda sobre su origen. Cuenta la leyenda, que en Babilonia un rey persa almacenó uvas en un sótano de su palacio para consumir fuera de la estación. Obviamente estas uvas con el correr del tiempo fermentaron y desprendieron anhídrido carbónico, intoxicando a los que las cuidaban. Esta situación les hizo creer que las uvas se habían vuelto muy venenosas

Una de sus concubinas al intentar suicidarse por el desprecio del rey, tomando este jugo supuestamente envenenado, muy contrariamente a lo que se suponía se sintió muy alegre y radiante. Al presentarse ante el rey con su alegría contagiosa, este la prefirió entre las otras. Puede llegar a decirse que esta mujer fue la descubridora de las bondades del vino. Pero hablando sobre orígenes más reales, podemos decir que el nombre del vino, tuvo su origen en un término hoy desaparecido de la lengua hablada en el antiguo Cáucaso, particularmente en Armenia, la palabra «voino», la que servía para designar el brebaje embriagador elaborado a partir del fruto del racimo de la vid. Por eso se puede establecer que el vino como tal surge en el oriente próximo. Es en la biblia donde aparece documentado en escritos, en el Antiguo Testamento, a través de Moisés se pone en evidencia la existencia de la vid y el vino. Aunque, se tiene conocimiento de la existencia de la vid desde mucho antes. La más antigua manifestación del género Vitis (las vides), data de hace más de 63 millones de años con el descubrimiento de una hoja fósil de una ampelídea en una región de Francia.

Según los testimonios arqueológicos hallados en los montes Zagros, el vino se obtuvo por primera vez durante el neolítico, en la región que hoy ocupan Irak e Irán, gracias a la presencia de Vitis vinifera sylvestris y la aparición de la cerámica durante este periodo. La evidencia más antigua de la producción y consumo de vino es una vasija del año 5400 a. C., hallada en el poblado neolítico de Hajji Firuz Tepe, en los montes Zagros. La vasija contiene un residuo rojizo, presumiblemente vino. Aunque recientemente se ha encontrado la bodega más antigua conocida, datada en el año 6000 antes de Cristo, se sitúa en Armenia la producción más antigua de vino. Posteriormente, el consumo de vino se extendió hacia el occidente, llegando a Anatolia y Grecia; y hacia el sur, llegando hasta Egipto. La más antigua documentación griega sobre el cuidado de la vid, la cosecha y el prensado de las uvas, es Los trabajos y los días, de Hesíodo, del siglo VIII a. C. En la antigua Grecia el vino se bebía mezclado con agua y se conservaba en pellejos de cabra.