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El gasto de agua en un día de derroche es mínimo a comparación de una falla técnica en el sistema de captación, pero el problema está en la conciencia, un debate moral que por momentos transgrede lo tradicional

Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena

(Verdad con Tinta, febrero 27/2017) A raíz de la escasez de agua que sufrieren distintos departamentos de Bolivia y regiones de Tarija como el Chaco, el debate respecto a jugar, o no, con agua en carnaval, llegó a su punto más álgido a menos de una semana del tradicional “lunes de barras”.

La tradición se viste de fiesta y, para unos, es razón suficiente para sacar los baldes, globos y mangueras y dar un buen mojazón a quienes osen pasar por sus veredas o calles aledañas. Para otros, la tradición debe adaptarse a las nuevas circunstancias que afronta la ciudad y fomentar una fiesta que no gire en torno al uso indiscriminado del líquido elemento.

Por su parte, la madre naturaleza, la madrugada del pasado domingo 19 de febrero, habló por sí sola. Llevándose aproximadamente 30 metros de la toma de agua del Rincón de la Vittoria, cuyo afluente abastece el 70% de la demanda de la ciudad de Tarija. El caudaloso río demostró que nadie tiene el poder suficiente para disponer de sus aguas.

Incluso generando abundante líquido, es capaz de cortar el suministro a miles de personas, gracias a la inclemencia de sus aguas y la robustez de sus piedras que juntas, son la receta perfecta para un desastre inminente.

Las costumbres pueden hacer daño a las sociedades, igual que a las personas”, aseguró el director de la organización Pro Medioambiente de Tarija, Rodrigo Ayala Bluske, más conocida como Prometa.

Desde su punto de vista, los recursos naturales, funcionan igual que el cuerpo humano. A determinada edad, una persona puede consumir una cantidad elevada de azúcar sin sufrir consecuencias. Sin embargo, con el pasar de los años, si la persona no cambia sus hábitos alimenticios, el abuso de dulce, le puede producir una enfermedad como la diabetes.

En el caso de la sociedad, hace 100 años se creía que los recursos naturales eran inagotables, pero con el pasar de los años, la ciencia demostró lo contrario, el agua y otros recursos, se pueden acabar. Por eso, las costumbres deben adaptarse a las nuevas condiciones de la sociedad.

“Tenemos que aprender. Igual podemos hacer fiesta y podemos disfrutar, estar con la familia sin derrochar agua”, concluyó.

Vale la pena recordar que mientras los habitantes de la ciudad se divierten al lanzarse entre sí baldazos de agua helada, aquellos lunes calorosos de carnaval, otros pobladores del Rincón de la Vittoria, lugar del que proviene el agua con la que juegan, sufren de sequía, sin poder dar vida a sus tierras ni alimento al ganado.

Hay comunarios que otrora se dedicaban al cultivo y ganadería, quienes tuvieron que buscar fuentes de trabajo alternativas a causa de las aguas que fueron desviadas a la ciudad.

“Si no llueve, no hay riego”, fueron las palabras de Tomás Ordoñez, un habitante del Rincón de la Vittoria, cuya familia se dedica, aunque con limitaciones, a la agricultura.

Para las autoridades, legislar el uso del agua durante carnaval, es muy difícil por la diversidad de posturas entre los concejales.

De acuerdo a lo explicado por el director de la fundación Naturaleza y Vida (Nativa) Iván Arnold, si se mide el volumen total del líquido usado, seguramente lo que se gasta en el juego con agua durante carnaval, es “mucho” menor de lo que se gasta a raíz de una pérdida por el mal mantenimiento del sistema de captación.

El concejal Alan Echart Sosa, dijo que es bueno tener conciencia por el agua, pero que la misma no sólo debe reflejarse en un día como el lunes de carnaval, sino todo el año. Pidió a quienes critican estas actividades por el uso del agua no ser “extremistas”.

“Se derrocha diariamente agua por nuestras conexiones antiguas que por la celebración del tradicional chorro el lunes de carnaval”, argumentó Echart.

“Creo que desde el punto de vista simbólico, es importante que la gente tome conciencia de que cada vez el agua es más escasa”, expresó el ambientalista. Aunque para Arnold es importante la toma de conciencia por la población y el respaldo de las autoridades, confesó que de aprobar una resolución que no se cumpla, “es mejor no sacarla”.

Como dijo Ayala, “las personas tienen que saber adaptar sus costumbres y cambiar sus hábitos, por las necesidades de su salud y por las condiciones en las que se encuentran”.

Pero en Tarija, el “Carnaval de la Gente”, parece validar una tradición que va en contra, incluso de las políticas pro agua que fueron parte de la campaña del alcalde de Tarija, Rodrigo Paz Pereira.