LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico, feb 26/2017) La sociedad funciona como un gran engranaje de esfuerzos, respetando cada individualidad, aspiraciones y formas de ver y vivir, es un equilibrio entre el bienestar social y la productividad privada.
Ello también se ve reflejado en el trabajo que cada individuo desarrolla, su rol, siendo todos indispensables, ya sea desde el asiento en el que se toman las grandes decisiones políticas; quienes legislan en beneficio de la colectividad; quienes asumen la función de precautelar la seguridad hasta los trabajos más silenciosos e incluso más esforzados, con menor reconocimiento y pago.
Saber reconocer, agradecer a muchos trabajadores que desde instancias y como empleados públicos aportan a la sociedad: como las barrenderas, las personas que recogen basura y tantos otros, que sin las condiciones óptimas realizan un trabajo laborioso del que disfrutamos todos.
Pero también están los trabajadores del día a día, quienes vienen sintiendo la crisis no de ahora, sino contra la que pelean a diario desde hace muchos años, ingeniándose maneras de generar recursos en una sociedad cuyas instituciones públicas no han podido generar oportunidades de trabajo digno, por factores múltiples.
Son estos trabajadores, que sin beneficios sociales, sin ningún tipo de protección por parte de la Ley, deben salir a trabajar, invirtiendo pequeños capitales de dinero, invirtiendo en muchos casos horas de preparación y luchando por ser la opción de gasto de muchos, para generar ganancia y supervivencia.
La creatividad quizás sea el mayor ingrediente para este sector, para quienes los paros afectan directamente pues, no habrá quien compense por estos daños, muchos de ellos deberán salir a las calles cargando niños y esperanza de un futuro prometedor.
Es a este grupo de personas a quienes se les quitan las oportunidades de educación, una mejor calidad de atención de salud y tantos otros derechos que requieren ser ejercidos para vivir con dignidad cada vez que un político o funcionario público quebranta promesas electorales, incumple obligaciones o roba.
No se roba a un conjunto de abstracciones, se roba a un conjunto de vidas, con anhelos que se ven coartados, es por ello que cuando comprendamos que cada persona forma parte de un conjunto, y que las acciones afectan de una u otra manera a todos, debiendo dejar egoísmos de lado, quizás allí se podrá mejorar las condiciones laborales y de vida de cada individuo. (eP)