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PABLO ZENTENO/e&e/BOLINFO

“El departamento de Tarija necesita contar con una planificación a largo plazo que priorice proyectos productivos, y se articule con Municipios, empresas petroleras y de servicios”, concluye en su parte principal, el estudio “Impacto Local Generado por el Sector Hidrocarburos”, presentado por la Fundación Jubileo en nuestra ciudad en los pasados días.

Según la explicación brindada para este efecto por el Analista en Hidrocarburos de esta institución, Raúl Velásquez García, en el caso específico de Tarija, ya no se puede depender de una renta hidrocarburífera que está en función a precios volátiles y condiciones de mercado, más por el contrario, debe consolidar una planificación a largo plazo que priorice proyectos que pueden ser articulados con Municipios, empresas petroleras y de servicios.

“Se debe promover la formación de capital humano e infraestructura pública para el desarrollo económico departamental, y para ello, las propuestas que requieren de normativa nacional, deben ser articuladas entre Gobernación, Municipios y Asamblea Legislativa Departamental, con la Brigada Parlamentaria, asambleístas y autoridades nacionales, con el fin de contar con un marco legal que especifique la necesidad de generar acciones concretas de Responsabilidad Social Empresarial y contenido local”, indicó Velásquez García.

CREACIÓN DE FONDOS DE AHORRO Y/O ESTABILIZACIÓN

Por otra parte, el especialista indicó que, por el carácter estratégico del sector hidrocarburífero, es un generador de importantes excedentes económicos, los cuales deben ser orientados a promover el desarrollo económico y social, para lo cual es recomendable, como sucede en varios países productores de hidrocarburos, la implementación de mecanismos como fondos de ahorro y/o estabilización, que permitan dar sostenibilidad al gasto público.

“Tarija es un claro ejemplo de que no se aprovechó como se debería, su “cuarto de hora”, pues se ejecutaron proyectos que no respondieron a necesidades prioritarias ni que apalancaron desarrollo en la región; por ello, nos parece que es importante que, tomando en cuenta que aún se perciben importantes recursos, se implementen estos fondos de ahorro, para daarle sostenibilidad a lo que venga después”, enfatizó.

Agregó también que es recomendable la promoción de espacios de debate considerando actores públicos, privados, organizaciones de la sociedad civil, así como académicos, con el objetivo de generar políticas orientadas a que los ingresos fiscales por concepto de regalías e IDH, sumados a proyectos de RSE y contratación de empleo, bienes y servicios locales que requiere el sector hidrocarburos, estén orientados a desarrollar la economía departamental y mejorar las condiciones de vida de la población.

URGE ACTUALIZACIÓN DE LA LEY DE HIDROCARBUROS

Por otra parte, y al hacer un análisis en cuanto a la situación hidrocarburífera de nuestro país, Velásquez García indicó que urge una actualización de la Ley de Hidrocarburos vigente en el país desde 2005, pues tiene contradicciones con la Constitución Política del Estado de 2009, y por ello se está normando el accionar hidrocarburífero con decretos supremos y resoluciones ministeriales, lo cual no da la seguridad jurídica necesaria para la inversión.

“Es necesaria una ley, para atraer inversiones públicas y privadas, una nueva Ley de hidrocarburos es fundamental para el desarrollo del sector boliviano a largo plazo, este sector es a largo plazo, la exploración tarda de siete a diez años, los contratos son de 30 a 40 años, y en ella deben insertarse los mecanismos modernos, que están en vigencia como la responsabilidad social empresarial, la contratación de empleados y bienes y servicios locales y la consulta previa, entre otros, puntualizó el especialista.

Finalmente, Velásquez García reiteró que el tratamiento de esta Ley es muy importante para el futuro de esta actividad en el país, y por ello la mejor formar de hacerlo es de manera participativa con la sociedad civil, que ya tiene su punto de vista sobre un recurso que es de todos los bolivianos y del beneficio que puede reportar su explotación, y que por ello su tratamiento en cuatro paredes no es la más positivo.