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Vicente Prieto

En medio de acusaciones contra la gestión del actual mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, el pueblo de Ecuador irá a las urnas el domingo 19 de febrero, presionado por la campaña mediática más sucia que se ha vivido en el país ecuatorial, similar a las últimas campañas en Bolivia y EEUU.

Algunos consideran que este día será decisivo para la izquierda latinoamericana, teniendo en cuenta los recientes retrocesos y la percepción de crisis que ha sembrado la maquinaria comunicativa acerca de los gobiernos populares progresistas.

Rafael Correa, el líder ecuatoriano innegable, no estará en la contienda, lo cual aprovecha la oposición de aquel país para lanzar una fortísima campaña mediática llena de mentiras y descalificaciones al estilo de las últimas aplicadas en este continente, como las que se han vivido en Nicaragua, Bolivia y en los propios Estados Unidos de América, donde ganó la presidencia Donald Trump, luego de andanadas de provocaciones y acusaciones de un lado al otro.

La fórmula está siendo repetida en Ecuador contra los candidatos del partido Alianza País (AP), que bajo la égida de Correa redujo considerablemente los niveles de pobreza, elevó el horizonte educativo, generó estabilidad política y económica durante sus diez años de mandato. Esto tratan de visibilizar los medios ante la urgencia de la fecha.

De acuerdo con las encuestadoras, el aspirante por AP Lenin Moreno lleva ventaja hacia el 19F, sin embargo esta primacía no es definitiva teniendo en cuenta el panorama, ya que con la intención de voto actual se estaría obligando a una segunda vuelta, que es la expectativa de la oposición para tener una oportunidad en la instancia posterior.

Teniendo en cuenta que en Bolivia, el 21 de febrero de 2016, la oposición logró una victoria apuntalada por una feroz campaña de difamación, apoyada por casi todos los medios de información y varios actores políticos y mediáticos preparados desde el exterior; además, la ascensión al poder en Estados Unidos, de Donald Trump, cuyos shows mediáticos y acusaciones contra Clinton pesaron más que los protagonizados por la aspirante demócrata, los opositores ecuatorianos han elegido esa misma vía para intentar regresar al poder.

En el caso de Ecuador, la oposición se apoya en supuestos casos de corrupción, la palabra favorita de estos tiempos, básicamente alrededor de dos escándalos: Petroecuador y la empresa brasileña de la construcción Odebrecht. En el primero, las acusaciones van dirigidas directamente hacia exfuncionarios del gobierno de Correa e indirectamente hacia el Presidente, incluso el exministro de Hidrocarburos Carlos Pareja Yannuzzelli, quien se encuentra prófugo en Miami por el caso Petroecuador, manifestó que nada se hacía en esta empresa estatal sin la anuencia del Primer Mandatario. Este caso de corrupción fue denunciado por el propio Gobierno ecuatoriano luego de destaparse el escándalo de los ‘Papeles de Panamá’.

Respecto a los supuestos sobornos a funcionarios públicos realizados por la empresa constructora brasileña, la oposición no presentó una sola prueba, a pesar de que Correa les emplazó públicamente a hacerlo.

Así, la campaña mediática contra el partido oficialista ha incluido videos, declaraciones de ex funcionarios prófugos, simulacros de ataques físicos para victimizar a la oposición y mucho movimiento de matrices de opinión en las redes sociales, ocultando todo lo positivo que ha hecho por Ecuador el gobierno de Correa.

Al parecer, la repetición de fórmulas es la actividad favorita de quienes pregonan la caída de la izquierda latinoamericana y buscan un regreso del neoliberalismo al estilo de Macri y Temer.