Cuando a través del matutino «el Periódico» destapamos el escándalo de la chanchería de Pampa Galana y la dejadez e irresponsabilidad municipal, descubrimos que la clandestinidad está muy ligada a nuestro proceder cotidiano, miles de cerdos comiendo en un basurero gigantesco y luego nosotros comiéndonos esos puercos, cerrando un círculo vicioso nefasto en constante movimiento. Luego esa especie de «complicidad» de funcionarios ediles con las irregularidades de un asqueroso negocio que ensuciaba a muchos.
También se abrieron los signos de interrogación sobre el proceder del matadero municipal y de qué manera podría estar ligado o no a actividades ilegales, no necesariamente por culpa de los chanchos. Igualmente destapamos que un matadero clandestino funcionaba justo frente al municipal, por fin las autoridades se movilizaron aunque sea para salir en la foto. En las narices de todos este ilegal negocio recibía a decenas de personas y animales con destino incierto, todo estaría muy bien salvo que alguien no quisiera acomodarse a la barbarie.
En últimas horas se logró detectar corrales de cerdos que eran criados sin control alguno, pero esta vez en la zona de San Luis de la ciudad de Tarija, lugares donde también se faenea sin un profesional que pueda certificarlo, no debemos sorprendernos porque hemos visto tanto que puede no llamarnos la atención o simplemente acomodarnos a lo nuevo. Una vez más se pone en evidencia la falta de control a cargo de funcionarios públicos. Esa carne es distribuida, sabe Dios, aquí mismo en Tarija, con los consiguientes riesgos para la salud, como ya dijimos esta realidad se repite y así seguirá sucediendo hasta que a nuestras autoridades se les abran los ojos y «se les peguen las ganas» de hacer algo al respecto, mientras tanto tenga cuidado dónde y qué come.