LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico – feb 05/2017) Ir a San Jacinto y su represa forma parte de la ruta turística, una parada casi obligatoria.

Quienes al parecer no se han detenido a trabajar en el lugar son las autoridades de turno, fuera de los slogans de una Tarija turística que se vende como una marca acabada, la realidad muestra una cara que avergüenza.
La represa de San Jacinto cuenta a sus alrededores con estructuras construidas sin gusto alguno, coherencia con un lago que exige una arquitectura pintoresca.

Por el contrario, las construcciones de restaurantes no contemplan cierta uniformidad una con otra, muchas se encuentran inacabadas, la mayoría se asemejan a tinglados y obras que se alejan estéticamente de un lugar turístico.
En cuanto a la higiene, las cosas no parecieran mejorar -al menos a simple vista- la música proveniente de cada restaurante genera una mezcla de ruido que ensordece sin ritmo alguno.

Tampoco están contemplados parqueos, menos pensar en sanitarios para los visitantes.
Para llegar a las canoas que sirven para dar un paseo en el lago, habrá que prestar mucha atención y paso firme para no resbalar, pues bajar por los espacios que se dejaron libres en medio de cada restaurante, muestra una vez más la suciedad y descuido de un lugar que constituye en un punto turístico.

Es bochornoso el estado en el que se encuentra los alrededores de la represa, no existen los elementos mínimos de un lugar que recibe tantos visitantes y que es una forma de presentarnos ante el mundo.
Pero también debemos sumar la contaminación existente en el lugar y la falta de servicios básicos de la zona, ante esto se aseguró que se estaba llevando adelante un trabajo de coordinación interinstitucional y que para el 30 de septiembre del pasado 2016 se tendrían terminados algunos perfiles de proyecto que se ejecutarían para mejorar el lugar en todos sus aspectos, como siempre solo quedaron en promesas y notas de archivo de los medios de comunicación.

Las construcciones que se encuentran al margen de la represa de San Jacinto, que aparentemente son ilegales puesto que no respetan el espacio de este afluente, causan contradicciones entre las autoridades. Desde la Dirección de Ordenamiento Territorial (DOT) del municipio de Cercado y el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) se culpan mutuamente por permitir que se emplacen las edificaciones sin control alguno.
La gestión pública también cobra vida cuando no marca presencia y se instala la improvisación; es imperioso acciones urgentes, para mostrar al turista y a los tarijeños que se puede tener lugares de primer nivel sin más postergaciones y justificaciones. (eP)
“La administración es el órgano de las instituciones, el órgano que convierte a una multitud en una organización y a los esfuerzos humanos en acciones”.
Peter Drucker