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El Brush Runabout D.24 de 1909 tendría que haberse embarcado en el popular transatlántico en 1912, pero el Titanic nunca llegó. Debió viajar en el Olympic, su navío gemelo, para emprender travesía hacia el continente europeo. Donde hoy, tras 108 años, renació en un taller de mecánica artesanal. El devenir de su gesta

(INFOBAE) El Brush Runabout D.24 nació en 1909, en simultáneo al comienzo de la construcción del transatlántico británico Titanic, propiedad de la naviera White Star Line. El automóvil se fabricó dos años después de que se anunciara la realización de la emblemática embarcación a cargo de J. Bruce Ismay y diseñado por los ingenieros navales Thomas Andrews y Alexander Carlisle en los astilleros de Harland and Wolff en Belfast, y tres antes antes de su hundimiento. Su épica y su dicha está íntimamente ligada a la catástrofe marítima más renombrada de toda la historia.

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El Brush Runabout D24 fue un auto para los pioneros, una de las joyas clásicas de la industria

Chocó contra un iceberg a las 23:40 del 14 de abril. A las 2:20 del 15 de abril ya se había sumergido en el océano Atlántico, frente a las costas de Terranova. Murieron 1513 personas, por ahogamiento o hipotermia. Para su época fue el navío más grande y más lujoso jamás construido, y también, por efecto, el naufragio más fatal de su era: significó una de las mayores tragedias marítimas en tiempo de paz. Se hundió mientras emprendía su viaje inaugural que pretendía unir Southampton y Nueva York, donde lo esperaba «el auto del Titanic», el Brush Runabout D.24 de 1909.

Fabricado en las entrañas de Detroit, la cuna automotriz estadounidense, por los mismos diseñadores de Cadillac, esperó en vano en el muelle neoyorquino la llegada triunfal del majestuoso Titanic. Tenía previsto emprender destino hacia Southampton, hacia el sur de Inglaterra. El automóvil debió aguardar en tierra y viajar en las bodegas del que era considerado su navío gemelo, el Olympic, para transitar su periplo hacia el continente europeo. Recinto que lo albergó desde entonces, con suerte dispar, hasta la fecha, hace exactamente 108 años.

«Con el Titanic se sumergieron los únicos dos autos que iban a bordo:

un Renault Town Car y un Ford T»

Una auténtica joya de la corona, acreedor de una fama singular más allá de su asociación a la mítica de Titanic. El Brush Runabout D.24 está dotado por diez caballos de potencia y acelera a 39 kilómetros por hora, trece más que el límite de la época. Incorporó innovaciones de avanzada para los automóviles de su tiempo: fue el primer vehículo que montó amortiguadores, el primero conducido por una mujer y el primero utilizado para recorrer toda Australia en 1923.

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El Brush Runabout D24 probablemente sea uno de los autos en funcionamiento más antiguos

Centenario y legendario, hace tres años ingresó -a los empujones- en un taller mecánico en Astigarraga, una localidad de Vizcaya, un territorio histórico de la comunidad autónoma del País Vasco. En un estado total de abandono, se sometió a un arduo proceso de restauración para devolverle funcionalidad, espíritu y su figura original. Salvo las aletas y los estribos, está fabricado en madera de acacia americana el chasis y las ruedas, y en madera de olivo los ejes. Fue desmantelado completo, pieza por pieza, tornillo a tornillo.

Una pieza histórica -una reliquia- que hace las delicias de los coleccionistas. Por su propia condición clásica y anacrónica, por su pureza y su perdurabilidad, por la artesanía de su reconstrucción y la simbología de su pasado. El Brush Runabout D.24 de 1909 vuelve a rodar 108 años después de haber sido construido. «El auto del Titanic» flota entre su épica postrera y sus ganas de volver a andar.