Noticias El Periódico Tarija

Aráoz de Lamadrid permaneció en Tarija hasta el 5 de mayo de 1817, designó Teniente Gobernador a Francisco Pérez de Uriondo y marchó rumbo a Chuquisaca aumentando sus compañías de infantería con prisioneros voluntarios, entre 50 y 60 granaderos del Cuzco que aceptaron unírsele. Los Húsares fueron aumentados con un segundo escuadrón formado por unos 60 tarijeños voluntarios y unos pocos prisioneros que antes habían pertenecido al Ejército del Norte, y con algunos soldados de las dos compañías del 1° escuadrón, totalizando la división un aumento de 140 hombres. Ocupando las alturas entre Cinti y Puna. Aráoz de Lamadrid ordenó que las guerrillas de Cinti y una fuerza montonera marcharan hacia Tupiza.

ATAQUE A CHUQUISACA

Al acercarse Aráoz de Lamadrid a Potosí desertaron dos soldados ex prisioneros, lo que contribuyó a la intención de alarmar a la guarnición de Potosí haciéndoles creer que serían el blanco del ataque, mientras continuaban hacia Chuquisaca durante la noche del 16 de mayo. A lo largo del camino y en torno a ambas ciudades Aráoz de Lamadrid nombró a diversos comandantes de guerrillas indígenas locales para que interceptaran las comunicaciones impidiendo que se dieran noticias de sus movimientos.

Iglesia del Monasterio de la Recoleta en Sucre.

El 20 de mayo, cuando la División abandonaba la quebrada de Totacoa del río Pilcomayo para iniciar la subida de la cuesta de Cachimayo, cerca de Yotala, Aráoz de Lamadrid logró engañar al Gobernador de Potosí capturando a todo el escuadrón sin disparar una bala, compuesto por un teniente coronel, otros 4 oficiales y 50 soldados de caballería armados con fusil y sable y se apoderó de los 1.300 fusiles que se hallaban en la Universidad de Charcas y de los jefes, Aráoz de Lamadrid entró por sorpresa a la medianoche del 21 de mayo hasta la plazuela del Monasterio de la Recoleta llevando las dos piezas de artillería, y todo el escuadrón prisionero, sin ser detectados. Mientras las 3 compañías de infantería y el resto de los húsares tomaban posiciones cerca de las trincheras. Aráoz de Lamadrid atacó una guardia de 12 hombres situada frente a la casa de la Presidencia de Charcas disparando un cañonazo y luego otro como señal para que las demás fuerzas avanzaran hasta puntos determinados más cerca de las trincheras, pero era la misma señal que estaba convenida para que las compañías de vecinos salieran en armas hacia la plaza,

Aráoz de Lamadrid intimó por dos veces rendición a los españoles, que fue rechazado por el jefe español Antonio Giles y extinguido el último plazo para rendición, fue dada la orden de avance de todas las divisiones hacia la plaza sin hacer disparos hasta ocupar las trincheras. Aráoz de Lamadrid avanzó, seguido de su escolta de 12 húsares montados, desde La Recoleta con los 60 tarijeños a pie divididos en dos secciones. También atacó Tarabuco llegando a Yamparáez  desatando combate el 22 de mayo con 3 compañías de infantería, los cañones y las cargas. Las fuerzas realistas comandadas por Felipe Rivero retrocedieron en desbandada y los prisioneros realistas fueron fusilados por orden de Lamadrid.

RETORNO A TUCUMAN

Con órdenes de Belgrano para regresar a Tucumán, en Orán la división se recompuso durante unos 25 días, vigilada por los comandantes de Güemes, que impedían que obtuvieran cabalgaduras. Al aproximarse Olañeta la división partió por los caminos del Chaco, recibiendo solo algunas reses flacas proporcionadas por orden de Güemes para evitar que tomaran ganado de los campos del camino. Al pasar el río Tala, en el límite de Salta y Tucumán, los esperaban caballos para continuar hacia San Miguel de Tucumán, a donde arribaron entre el 23 y el 24 de diciembre. De las fuerzas salidas de esa ciudad no regresaron 28 ó 30 soldados que murieron en la campaña y 8 ó 10 prisioneros tomados en Sopachuy. Aráoz de Lamadrid fue ascendido a coronel efectivo.

El 4 de noviembre de 1831 Lamadrid retornó a Bolivia y buscó refugio como exiliado por efecto de las disputas internas entre federados y unitarios en Argentina y en 1834 pasó a Montevideo.

Irónicamente su enemigo Rosas le encomendó la misión de poner orden en el Norte y limpiar de unitarios los territorios controlados por la “Coalición del Norte”. Lamadrid fue para aquellas latitudes, pero para seguir militando en la causa unitaria con los recursos de la Buenos Aires federal. El 24 de septiembre de 1841 desde su reducto de Tucumán lanzó una ofensiva sobre Cuyo que terminaría en la derrota de Rodeo del Medio. Posteriormente, en 1846 volvió a Montevideo y en 1852 al mando del “Ejercito Grande” en la batalla de Caseros dio fin al periodo dictatorial de Rosas. Cuando la tropa hizo su entrada a Buenos Aires hubo un solo oficial llevado en andas por la gente, ese fue Don Gregorio Aráoz de Lamadrid. Murió en Buenos Aires en enero de 1857 y sus restos fueron trasladados a la Catedral de San Miguel de Tucumán, donde descansan actualmente. Una de las p4rincipales calles de la ciudad de Tarija lleva su nombre.

Fuentes:

  • Memorias del Gral. Gregorio Aráoz de La Madrid. Tomos 1 y II. 1895.
  • Apuntes para la historia de la Revolucion del Alto-Perú, Manuel María Urcullu. 1855.
  • Memorias Póstumas del General José María Paz. Tomo 1, La Plata, 1892.
  • Apuntes para la Historia de la Revolución del Alto Perú. Bolivia. Sucre, 1855
  • Memorias Póstumas del Brigadier General D. José M. Paz. Buenos Aires. 1855