Jesús Vargas Villena/Bolinfo/Tarija
(elPeriódico-enero-19/2017)Uno de los tesoros arqueológicos más importantes de América se guarda en una pequeña caja en la ciudad de Tarija, en la que están los restos del hombre más primitivo de Bolivia, que data de más de 7 mil años, mismos que fueron exhibidos a la prensa por primera vez en imagen tridimensional desde que fueran encontrados el año 1987.
El ingeniero mecatrónico, Jhon Ordóñez, fue uno de los encargados en hacer la presentación en 3D del cráneo de este hombre.
“Estamos dando el soporte tecnológico para la reconstrucción del cráneo del ‘Hombre de San Luis’, es importante tener todos los modelos en 3D, porque estos restos por ley no pueden ser transportados”, explicó Ordoñez, quien es docente de la Carrera de Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Católica Boliviana UCB.
El joven ingeniero explicó que tampoco es aconsejable realizar exámenes físicos a estos huesos porque pueden generar una serie de daños irreversibles de curar. “En cambio, digitalizados puedes hacer una serie de procesos sin hacer ningún tipo de daño”.
“Método no invasivo”, es el nombre del procedimiento realizado por estudiantes y docentes de la Carrera de Mecatrónica para tener la mayor cantidad de imágenes en 3D, de forma que puedan ser estudiadas en Estados Unidos por la investigadora que está a cargo del “Hombre de San Luis”.
Con el uso de dos láser y una cámara, los ingenieros mecatrónicos están haciendo la reconstrucción en 3D de este “homo primegenius”, como se le llama científicamente.
“Necesitamos sacar piezas geométricas del cráneo, para empezar a tantear cuáles han sido las características faciales reales”.
Para la reconstrucción facial y conocer cómo lucía el hombre en esta región hace 7 mil años, el primer paso es la digitalización de los restos encontrados en San Luis, para posteriormente enviar las piezas en digital, de forma que empiece la segunda fase del estudio.
Para digitalizar cada pieza, los ingenieros tardan aproximadamente una hora, aunque posteriormente, deben calibrar al terminar cada 3 partes.
“La calibración es un requisito para generarse los mejores modelos en 3D”, donde deben ser tomados en cuenta: cambios de luz, de ambiente, como de los propios láser, de forma que estén bien posicionados todos los vectores de construcción.
La siguiente tarea es la del ensamblaje para tener una visión global del cráneo con el fin de dar una base a los científicos norteamericanos, quienes desde ahí, empiecen la segunda parte del proceso que consiste en la reconstrucción facial.
Fueron hasta ahora escaneadas y ensambladas 4 piezas, pero todo el cráneo está compuesto por 40 en total, quedando todavía un largo trabajo por realizar.
Huesos bajo llave
El secreto de dónde se mantenían almacenados estos huesos estuvo tan bien guardado, debido a que la noticia también quedó oculta entrelíneas hasta el 2015, cuando una científica norteamericana, Deborah Blom, emocionada contó del hallazgo al equipo de investigación de Verdad con Tinta.
La Universidad Católica logró contactar con un equipo de científicos norteamericanos para que puedan hacer un estudio a detalle de estos restos, pero especialmente reconstruyan el rostro del que fuera el “primer chapaco”, como ya lo apodó el rector de esta casa superior de estudios, Enrique Farfán, uno de los gestores de que sea realizado el estudio.
Los restos fueron encontrados en la zona de San Luis en el año 1987, en aquella oportunidad, quienes estaban a cargo del Museo Nacional Paleontológico Arqueológico enviaron una muestra a Zúrich, Suiza, cuyos estudios determinaron que tenían una antigüedad de 7600 años.
Blom explicó a mediados del pasado año a Verdad con Tinta, que a simple vista, por los rasgos de los huesos encontrados, éstos pertenecieron a una persona fornida y cazadora, quien vivió antes de la era de los tiwanacotas, según sus estimaciones.
Sus restos vienen a ser los más antiguos de Bolivia, además de estar entre los más primitivos de Sudamérica. “Era de una edad muy mayor”, explica la científica con un poco de dificultad en español. Algo que pudo constatar es que ese hombre gozaba de buena salud, al no haber perdido ni un sólo diente.
La antropóloga de la Universidad de Vermont, Estados Unidos, Deborah Blom, por encargo de la UCB de Tarija, es la responsable de investigar los restos del hombre primitivo de San Luis, con el fin de determinar el ambiente en que vivía, de qué se alimentaba y qué enfermedades padecía.
Estos huesos tienen un valor incalculable, razón por la cual no son exhibidos como los demás fósiles que se encuentran en el Museo Nacional Paleontológico y Arqueológico, los mismos están bajo llave en un lugar “secreto”, del que sólo tiene conocimiento, Freddy Martínez, quien es director de este centro.
“No tenemos las garantías para exhibir este tipo de valor patrimonial ni tampoco de dar a conocer los lugares potenciales donde pueden encontrarse fósiles de este tipo”, lamenta Martínez, al hacer notar la falta de políticas nacionales como departamentales para la preservación del patrimonio natural.