LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico-diciembre 11/2016) Se anuncia que nuevamente se realizará la “Feria de Navidad” en el Campo Ferial, ubicado en el barrio El Constructor, todo con el fin de ordenar la ciudad, evitando el caos que por lo general se genera por el comercio en estas épocas festivas.
En contraste, en la ciudad se instalan ferias o comercios informales en las veredas y calles de Tarija Cercado que van rotando por los diversos barrios; que al parecer cuentan con la venia de autoridades munícipes o al menos con la mirada pasiva de las mismas.
Pero quienes se ven afectados en su mayoría, es la ciudadanía, en el caso de los peatones que deberán hacer malabarismos para caminar entre el movimiento comercial y el diminuto espacio que queda entre los puestos de venta y el paso de vehículos, puesto que las veredas son usadas para instalar carpas y tiendas. Por su parte los conductores de automotores deberán conducir en medio del desorden ya existente de manera diaria, observando como no les es permitido el parqueo, pero que sin embargo estos espacios son tomados y copados de manera arbitraria por ferias rotantes.
Ante todo el cuasi circo que se genera: entre bocanadas de humo provenientes de las chimeneas de micros que son asimiladas por quienes transitan, puestos de comida, la oferta de peluches, ropa y cuanto producto pueda imaginarse, quienes se encuentran realizando compras de manera pausada y quienes sólo caminan por el lugar, al medio del caos también se encuentran funcionarios municipales y policías de tránsito, en representación de dos instituciones que de acuerdo al marco de sus funciones y atribuciones son las llamadas a poner orden en la ciudad.
Una urbe que creció y lo sigue haciendo sin planificación y bases de ordenamiento territorial no puede darse el lujo de cerrar calles para realizar maratones, carreras de todo tipo, sin anuncio, aislando barrios, sin medir que existen emergencias, personas con diversas actividades que se ven afectadas; tampoco es posible permitir y observar de manera pasiva como ferias se instalan en las calles de la ciudad, dejando basura a su paso y contribuyendo a la generación de mayor desorden.
Entonces resulta irónico o poco entendible como las autoridades ponen todo su esfuerzo en trasladar la gran “Feria de Navidad” a un espacio construido para ello, logrando el apoyo mayoritario de ciudadanos, mientras en calles aledañas el caos reina a diario.
Esta actitud de nuestras autoridades de turno es similar o puede ser comparada con preocuparnos por el medio ambiente y su preservación en fechas específicas, como la quema en San Juan, limpiar ríos un día para subir alguna foto a las redes sociales, debatir sobre el uso del agua de carnaval; luchar por la violencia cuando ocurre algún hecho sangriento, repartir juguetes casi desechables a los niños y muchos otros actos que poco o nada cambian la realidad.
La vida en la ciudad de Tarija exige autoridades conciliadoras, amables, respetuosas de la ley pero que a su vez también busquen el cumplimiento de una serie de normas, que orienten, planifiquen, puedan guiar el desarrollo y el vivir en comunidad. (eP)
“Nuestras acciones hablan sobre nosotros, tanto como nosotros sobre ellas”
George Eliot