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ABI

Tres de los cinco cuerpos de los bolivianos fallecidos en el accidente de la línea aérea LaMia, quienes pertenecían a la tripulación, fueron despedidos el sábado, en la ciudad de Santa Cruz, en medio de expresiones de dolor de familiares y amigos.

En la mañana, tras un acto presidido por un pastor evangélico, fue sepultado en el cementerio de Montesacro, Alex Richard Quispe, despachador de la empresa aérea, y uno de las 71 personas que perecieron el lunes en la noche cerca de Medellín, Colombia.

María Quispe, prima del fallecido, dijo: «Él era un hombre sencillo, un gran padre y siempre atento, siempre dispuesto a hacer el bien a las personas. No podemos resignarnos».

Aproximadamente a las 13h00 desde el salón funerario de Las Misiones, los restos del copiloto  Ovar Goytia, fueron trasladados al cementerio que lleva el mismo nombre.

Las muestras de congoja de familiares y amigos del aviador eran desgarradoras.

Su hijo, Bruno Goytia, dijo que su padre «deja un legado que pervivirá siempre en la memoria de quienes lo quisieron y conocieron».

La celebración se realizó en privado y contó con el homenaje de sus compañeros de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB).

Tres horas más tarde los restos de Sissy Arias, copiloto, fueron trasladados al cementerio de las Misiones para ser cremados, previa celebración de una misa en su memoria.

Al menos unas mil personas acompañaron el cortejo fúnebre de quien también fue modelo, periodista y actriz.

Su primo Carlos Arias señaló: «Ella era muy querida por todos, simplemente se nos adelantó, ella no murió porque un piloto nunca muere sólo vuela más alto».

Su padre, Jorge Arias expresó: «Mi niña, gracias por todo tu amor».

Entre tanto, el cuerpo del asistente de vuelo Romel Vacaflores, fue trasladado, en la mañana, a Cochabamba, donde se tiene previsto darle cristiana sepultura.

Mientras que los restos del piloto Miguel Quiroga, ayer fueron dejados en Cobija, Pando, donde sus familiares y amigos le rindieron homenaje.