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El bote inflable estaba desbordado, como la mayoría de los que navegan el Mediterráneo y que trasladan a miles de personas desde las costas africanas hasta algún puerto europeo. Los traficantes humanos, que cobran fortunas por organizar esos viajes de la muerte, saben que es muy difícil llegar efectivamente a tierra.
Su apuesta es encontrar algún barco de la Guardia Costera y hundir su propio bote, lo que obliga a las autoridadas a rescatar a los sobrevivientes. Poco les importa si muchos mueren en el camino. No saben nadar ni tienen chalecos salvavidas.
Al ver el barco a lo lejos, llevaron su bote hasta donde se encontraba, y lo colocaron al lado. Una vez abandonado, lo hundieron. Creían que era parte de la flota de la Guardia Costera italiana, pero en realidad era un pesquero de bandera tunecina.
Los migrantes estaban desesperados. Trataban de treparse a la embarcación, pero no podían. Los cuerpos sin vida de los ahogados iban apareciendo en la superficie.
Uno de los miembros de la tripulación del barco fue quien registró el video, difundido este martes 22. Les gritaba «calma, calma», pero nadie lo escuchaba. Lo único que hicieron para ayudar a las víctimas fue tirarles algunos salvavidas.
El mismo martes, las autoridades italianas informaron que ocho personas murieron y muchas más estaban desaparecidas tras el naufragio de un bote que trasladaba a migrantes. No está claro si las imágenes están relacionadas con ese hecho o si son tragedias diferentes.
La Cruz Roja estima que en lo que va del año murieron o desaparecieron 4.655 personas en el Mediterráneo. La mayoría provenían del África Subsahariana y de Medio Oriente.