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(INFOBAE/AFP) El Tribunal de Apelación y el Tribunal Supremo respaldaron la acusación.

La familia de la víctima, por su parte, se negó a aceptar «dinero de sangre» y exigió justicia.

En la misiva, el Ministerio del Interior destacó «la agudeza del rey Salman en la aplicación de la seguridad, la justicia y los juicios de Dios».

Asimismo, advirtió que «el castigo legítimo sería el destino de quien trata de asaltar y derramar sangre de personas inocentes».

Turki bin Saud al Kabir era miembro de una de las ramas más importantes de la familia real, que agrupa a los descendientes del rey Abdulaziz, el fundador del estado moderno Saudita en 1932.

Es la primera vez desde 1975 que el Estado ejecuta a un representante de esta familia. En aquel momento la pena capital recayó en el príncipe Faisal bin Musa’id, quien asesinó a su tío el rey Faisal y fue en consecuencia decapitado en Riad.

Lula afirmó además que los procesos en su contra son un intento por «destruir los fundamentos de la democracia en Brasil».

«Intento comprender esta cacería como parte de la disputa política, aun cuando sea un método repugnante de lucha. No es a Lula a quien pretender condenar: es al proyecto político que represento. En el intento de destruir una corriente de pensamiento, están destruyendo los fundamentos de la democracia en Brasil», agregó.

El ex presidente de Brasil enfrenta juicios por corrupción, lavado de dinero, tráfico de influencias y presunta obstrucción de la Justicia, en el marco de la investigación Lava Jato sobre millonarios desvíos de dinero en la petrolera estatal Petrobras.

Una vez más, Lula rechazó todos esos cargos: «Jamás practiqué, autoricé o me beneficié de actos ilícitos en Petrobras».

En los últimos días circularon fuertes versiones sobre una inminente detención del ex jefe de Estado. Algunos de sus partidarios incluso han llegado hasta su casa en la ciudad de Sao Bernardo do Campo en la región metropolitana de San Pablo para manifestarle su apoyo.