Aunque en política a lo mismo se le puede dar varios nombres, lo cierto es que haber reconocido que no se pague el segundo aguinaldo por parte del gobierno, significa que la economía no muestra la misma robustez de antes a pesar de ser la de mayor crecimiento en la región. Por tanto, vivimos tiempos complejos que precisan de mayor prudencia en el manejo de los números, de hecho que la decisión trae consigo sus cuestionamientos y protestas pero que se afirme que pagar este bono puede poner en riesgo fuentes de empleos es también sostener que hay que andar con pies de plomo en las finanzas nacionales, esperamos que sea en todo y para todo.
Si bien en Tarija la crisis se comenzó a sentir tempranamente, la situación se expande en otros contextos regionales en los que diversos sectores comienzan a sentir los efectos, los constructores son de los más afectados, en especial aquellos que tienen contratos con el Estado ya que los pagos congelados y las planillas por cancelar hicieron que varias empresas quiebren o lleguen al punto de vender su maquinaria para cubrir compromisos. En Tarija se manejó el argumento de una crisis que es innegable, de una administración más que cuestionable, pero que puede haber surtido un efecto nocivo más allá del calculado, tal vez hablar tanto de crisis llevó a que se ingrese en una espiral de especulación y retención de recursos, asegurando lo que ya se tiene para no exponerlos en un escenario cada dia mas incierto de acuerdo a nuestras autoridades. Al suceder lo mencionado, se activó un esquema de ahorro y no inversión que de alguna manera multiplicó las reales consecuencias de la crisis mencionada, o sea, puede que la estemos sintiendo con mayor rudeza todavía de lo que debería ser.
Lo peligroso es que no se le transmita esperanza a la población, certidumbre no de que el mal tiempo ha pasado porque no es así, sino de que se sabe como capear el temporal y que en medio de la tormenta sabremos seguir a flote. El proyectar a la gente un panorama de un mejor mañana ayudará a que recupere la confianza y se aplique una dinámica distinta que permita reactivar la economía regional. Ya se habló de una desaceleración que podría convertirse en recesión, debemos trabajar no sólo en que eso no suceda sino también en que el ritmo de los números y las cifras sea distinto y mejore, así como el mensaje negativo se expandió como pólvora, el positivo tendrá que ser transmitido con fuerza y convicción.