Cuando las horas de desaliento te invadan el alma, y las lágrimas afloren en tus ojos… búscame: “yo soy aquel” que sabe consolarte y pronto se detendrán tus lágrimas.
Cuando desaparezca tu ánimo para luchar en las dificultades de la vida, o sientas que estas pronto a desfallecer… llámame: “yo soy la fuerza” capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a las adversidades del mundo.
Cuando sin clemencia no encontraras donde reclinar tu cabeza perturbada… corre junto a mí: “yo soy el refugio”, en cuyo seno encontrarás guarida para tu cuerpo, y tranquilidad para tu espíritu.
Cuando te falte la calma, en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de conservar la serenidad de espíritu… invócame: “yo soy la paciencia” que te ayudará a vencer las dificultades más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando te debatas en los misterios de la vida y tengas el alma golpeada por los obstáculos del camino… grita por mí: “yo soy el bálsamo” que cicatrizará tus heridas y aliviara tus padecimientos.
Cuando el mundo sólo te haga falsas promesas y creas que ya nadie puede inspirarte confianza… ven a mí: “yo soy la sinceridad”, que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas.
Cuando la tristeza o la melancolía intenten albergarse en tu corazón… clama por mí: “yo soy la alegría” que te infunde un aliento nuevo y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.
Cuando, uno a uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas desesperado… apela a mí: “yo soy la esperanza” que te robustece la Fe.
Cuando la impiedad te revele las faltas y la dureza del corazón humano… aclámame: “yo soy el perdón”, que te levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.
Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el escepticismo te aborde el alma… recurre a mí: “yo soy la fe” que te inunda de luz y de entendimiento para que alcances la felicidad.
Cuando ya nadie te tienda una mano tierna y sincera y te desilusiones de los sentimientos de tus semejantes… aproxímate a mí: “yo soy la renuncia” que te enseñará a entender la ingratitud de los hombres y la incomprensión del mundo.
Y cuando al fin, quieras saber quién soy, pregúntale al río que murmura… al pájaro que canta… a las estrellas que titilan: “yo soy la dinámica de la vida, y la armonía de la naturaleza”.
Me llamo: “Amor” y soy el remedio para todos los males que atormenten tu espíritu…