DANIEL RODRÍGUEZ/BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico – octubre 10/2016) Uno de los temas políticos que repercutió en el mundo fue sin duda la búsqueda de la paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, que terminó en un plebiscito con resultados que sorprendieron ya que la población colombiana rechazó el referendo.
En Tarija dos analistas coincidieron en mencionar que los sucesos en Colombia reflejan una clara división o polarización política que existe entre los partidos de derecha e izquierda en Latinoamérica.
Latinoamérica vive un proceso político polarizado
El director de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Gobernación de Tarija, Fernando Galarza, explicó que los hechos en Colombia muestran la situación que vive la mayoría de los países latinoamericanos que quieren justicia ya que en la última década existen aún procesos pendientes y la gente quiere sanciones contra los que cometieron actos delictivos.
“Lo ocurrido en Colombia muestra un fenómeno que repercute en todos los países Latinoamericanos porque se vive un proceso político polarizado de tendencias contrapuestas entre derecha e izquierda –dijo Galarza-. En Colombia hubo dos figuras políticas incentivando a la polarización de los resultados. Uribe (Álvaro, ex presidente de Colombia) pretendía sancionar a los involucrados en la guerrilla, mientras que Santos buscó la paz permanente en Colombia pero bajo ciertas condiciones de las FARC. El pueblo colombiano no quiso exoneración”.
Galarza recordó que el conflicto en Colombia no es reciente entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno colombiano porque tiene una historia de más de 50 años con secuestros y enfrentamientos armados.
Sin embargo, ponderó la voluntad política del presidente Santos para iniciar un proceso de negociación en La Habana para suscribir un acuerdo de paz con las FARC en presencia de veedores internacionales como Cuba, Noruega, Venezuela y Chile.
“Lo que ocurrió en Colombia sin duda marca un punto de inflexión en este proceso de negociación en la búsqueda de los acuerdos de paz –aseguró Galarza-. En los resultados que hubo hay que considerar el porcentaje de abstención para votar sobre la aprobación o no del acuerdo de paz. Hubo alrededor del 60% de abstención y es un porcentaje altísimo. La diferencia del no sobre el sí fue mínima, pero la mitad de los ciudadanos no están interesados e involucrados en el conflicto armado”.
Según el analista, los colombianos quieren vivir en paz, pero lo que se reflejó en el referendo fue el rechazo a los términos que se negociaron, por ejemplo se permitía a los ex guerrilleros meterse en el mundo de la política colombiana sin tener cárcel. Por el contrario, dijo que el pueblo buscaba un proceso de justicia con penas y castigos en contra de los involucrados en actos de terrorismo.
Colombia vive otra vez un escenario de guerra
El ex jefe del Movimiento al Socialismo (MAS) en Cercado, Nelson Aguilar, coincidió en que existe una división política global entre ricos y pobres, en donde las grandes empresas crecen en detrimento de los sectores populares que viven en la pobreza. Por eso cree que los sucesos de Colombia repercuten en América Latina.
“Es un tema complejo porque son 52 años de guerra desde 1964. Lo que se ve es una polarización en la Colombia entre el poder económico empresarial y el sector podre golpeado por la pobreza –mencionó Aguilar-. Tras los resultados del plebiscito, el escenario nuevamente es de guerra y provoca incertidumbre. Las FARC está aún activa, pero el modificar los acuerdos significa una ruptura y judicializar a los guerrilleros por tener armas e incurrir en las guerras como delincuentes, pese a las buenas intenciones entre Santos y la guerrilla”.
Recordó que es necesario conocer quiénes son las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Dijo que uno es el brazo campesino armado que tuvieron que defenderse del Ejército y el otro es la mezcla entre la clase media e intelectual que utilizó las armas a favor de los más desprotegidos, incluso afirmó que hubo un sacerdote, Camilo Torrez, que aplicaba la teología de la liberación en estos grupos guerrilleros.
“En el transcurso de los combates se dio una guerra sucia realizada a través de los paramilitares que atemorizaban a la población civil y campesinos con asesinatos –aseveró Aguilar-. Por lo tanto, ya no era posible llevar adelante una guerra con desventajas ya que había bases militares de Norteamérica. El plebiscito dio como resultado el No, es decir la visión de Estado Unidos a través de Uribe y la incertidumbre volvió a Colombia”. (eP)