LIDIA AZURDUY R./BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico – octubre 09/2016) El 4 de agosto de 2016 se inauguraba con “bombos y platillos” la llamada nueva Terminal de Buses de la ciudad de Tarija Cercado, un proyecto indispensable, necesario y que tardó años en ejecutarse, 57 millones de bolivianos fueron invertidos en la obra, sin embargo transcurridos dos largos meses no hay miras de una real inauguración y puesta en funcionamiento.
Mientras se cuenta con infraestructura nueva, nada ha cambiado en la antigua/vieja terminal de buses; muchos vecinos tenían puesta toda la esperanza en recuperar veredas y una forma de vida como la de cualquier barrio.
Sin embargo deberán seguir aguantando bocinazos como estruendos a cualquier hora del día, noche o madruga, veredas tomadas por la mugre, la basura de pasajeros que hacen de la calle urinarios, garajes que hacen de depósitos, trayendo consigo incluso ratones, embotellamientos de automotores y sin dejar de lado la inseguridad delincuencial que se campea por los “amigos de lo ajeno”, en fin, un movimiento caótico propio al del funcionamiento de una terminal de buses y ajeno a la residencia de cualquier persona.
Una vez más la burocracia ha ganado, dejando muy de lejos la eficiencia, eficacia y oportunidad en las obras.
Pero como sociedad tampoco nos hemos molestado si quiera, el hastío frente al
manejo público nos convierte en algunas circunstancias en observadores (léase cómplices) de una realidad que nos pega a diario. (eP)
«Burocracia: el arte de convertir lo fácil en difícil, por medio de lo inútil»